Hace diez años el país era una fiesta

Entre hoy y mañana se cumple una década de la celebración del Bicentenario de República del Paraguay. Los festejos se realizaron en diversas partes de la geografía nacional. Pero en esas fechas se concentraron principalmente en la capital del país, en jornadas inolvidables para quienes las vivieron en las calles.

Texto y fotos: M.C.E, el hombre Beercentenario.

 

Luces, música, arte, alegría. Estas palabras resumen la algarabía que recorría las arterias del centro capitalino sobre todo y de los habitantes de la república en la semana en que se conmemoraba los 200 años de vida independiente del Paraguay.

«Demasiado gusto da», comentaban un grupo de personas en una de las abarrotadas mesas de El Rubio, que en esos momentos era escenario de una actividad literaria-musical. Como nunca antes, tal vez la noche el 20 de abril del 2008 se acerca, el Aleph de la fauna asuncena, sobre todo nocturna, registraba semejante aglomeración de parroquianos y botellas.

 

Lacú, Lacú!!!!», vitoreaba otro grupo de entusiastas que estaban presentes en el Ricky Recalde y Lacú en Chopería Roma. El paso en la acera del emblemático punto de encuentro ubicado en Colón y Cuarta se encontraba bloqueado por el escenario preparado para ocasión.

Como El Rubio y Chopería Roma, otros lugares que eran frecuentados  para la conversa, escape de la rutina y encuentro con la comida y la bebida, fueron convertidos en improvisados auditorios gracias a las celebraciones del bicentenario

«Qué mucha gente está viniendo!!!. Quiero que se vayan ya sique otra vez» Decía entre risas uno de los que frecuentaba y sigue frecuentando la Plaza de la Libertad al costado del Ex Cine Victoria. El hombre se sentía invadido por sensaciones extrañas al ver el mar de personas en las calles donde pasaba y pasa su tiempo con otros habitúes del espacio entre tereré y partida de damas.

«Qué locooooo» era la expresión repetida de varios caminantes de las calles, mientras se metían entre el gentío del bicentenario.  El asombro constante en cada esquina con las luces, los colores, fuegos artificiales que estallaban en el cielo, música desde los parlantes. En otras esquinas más significativas, la larga procesión fugazmente patriótica en la Casa de la Independencia, el Cabildo y el Palacio de Gobierno.

«Mba’e picooooooo. Casi nadie ko viene ahí si es que no hay algo demasiadoooooo importante» decía uno mientras veía una fila absurdamente larga en la entrada de la Manzana de la Rivera. Luego su mirada se perdía en la bandera paraguaya tricolor en la otra vereda, que cubría casi la parte lateral de una discoteca.

Extrañamente poco y nada se ha hablado de aquello festejos, cuando la llegada de la hora cero se tradujo en brillantes colores sobre el cielo gris desde la bahía de Asunción y la Plaza de la Democracia, el mapping en el frente del Palacio de Gobierno en el entonces Parque Litoral, las canciones sonando al unísono  que parecían llegar desde los cuatro puntos cardinales con la llegada del 15 de mayo del 2011. Los minutos posteriores con un interminable océano de gente, las esquinas del Lido con los autos tuneados y sus parlantes al borde de la explosión con el Emiliano Re al mango en vez de reagtón né.

Fueron días de puro festejo entre alegrías, improvisaciones, movilizaciones ciudadanas y críticas siempre necesarias. Jornadas cual tinta indeleble que hoy solo viven en mi memoria, como diría el meme.  Aquí estamos, diez años después, sin festejos, con pocas esperanzas, en pandemia de coronovirus y la endémica ineptitud y corrupción de los de casi siempre.

Supimos que esa alegría ficticia o real sería fugaz. Y mucho menos supimos que el destino tenía guardado para la república otro instante fatal, entre el 15 y 22 de junio del 2012. Un año, un mes y una semana después en que terminó de ejecutarse el infame golpe de estado parlamentario.

 

Tal vez en el Tricentenario de la República, dentro de 90 años, la cosa sea diferente…tal vez.

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