El stronismo permeó gran parte de la estructura social

-Clyde, ¿qué ves o cómo ves a Paraguay a 26 años de la caída de Alfredo Stroessner?

-Lo que veo en el Paraguay, luego del derrocamiento, es un proceso lento de transición a la democracia. Efectivamente hubo muchos avances, comenzando con la nueva Constitución, la participación electoral, pero toda la transición siguió con la continuidad del Partido Colorado. Pero no cualquier continuidad, sino la continuidad de los sectores más vinculados a Stroessner. Hubo un permanente tira y afloja, intentos y amenazas de golpe, hasta llegar al momento del Marzo paraguayo, lo que recompuso la continuidad del coloradismo por dos periodos más.,

-¿Cuál era la idea central que los actores políticos tenían para salir de ese eterno retorno al stronismo?

La idea que teníamos era la alternancia, la cual se dio en el 2008 (asunción de Fernando Lugo, Alianza Patriótica para el Cambio), pero nuevamente se genera un quiebre. Fue haciéndose intentos contradictorios de llegar a ese proceso de concreción democrática, de disputa real del poder, pero el esfuerzo de la otra parte del espectro, intentando sostener las bases del poder, fue, evidentemente, superior.

-Y cuál es la lección más importante de esa idea de “transición”

Lo más grave: también nos dimos cuenta de que el stronismo no es solo de stronistas, sino que permeó a gran parte de la estructura social.

 -En qué momento creés que esa idea se tradujo con mayor evidencia

Hemos visto, a partir de la masacre de Curuguaty, el retorno al poder del sector más desembozadamente stronista. La misma base autoritaria, con promesas y formas de manejar el país desde una perspectiva empresarial.  La otra cuestión bastante más grave: la política está cada vez más subordinada a sectores de poder mafioso. Esta es una consecuencia de la histórica corrupción de la política stronsita.

-Cómo

Clyde Soto

Clyde Soto

El poder stronista no estaba desligado de tener poder económico, de administración de recursos, de ventajas, de prebendas, de clientelas. Todo eso sigue lamentablemente vigente. Es el núcleo más duro de nuestro larguísimo proceso post dictatorial donde nuestros intentos chocan contra un poder grande y compacto.

-No hubo contestación suficiente…

Los esfuerzos no han sido suficientes. Si bien ha habido una oposición que trató de construir una oposición sólida, hemos visto que no se han puesto de acuerdo en cómo enfrentar los vicios y las prácticas más profundos del stronismo. Algunos terminaron utilizando las mismas herramientas: prebenda, clientela…

 -¿No hubo confrontación real, entonces, con la cultura stronista?

Una contestación frontal es la que no se ha podido construir. No digo que no haya sectores que no lo hayan intentado, pero eso no se ha podido construir para desplazar la herencia stronista. La herencia stronista no fue desplazada. Hoy sigue gobernando.

 -Si pensáramos en término de transición, hablamos, entonces, de un total fracaso…

Si pensamos en términos de transición teníamos que haber transitado hacia el desplazamiento de la estructura stronista. Esta no fue  la realidad del Paraguay. Hubo aperturas políticas, pero siempre una transición “piolita”: hasta cierto punto nomás.

-¿Creés que esta situación descrita se demostró con mayor evidencia en junio del 2012, cuando lo destituyeron por  un juicio exprés a Fernando Lugo?

El único gobierno de alternancia al Partido Colorado no pudo terminar el mandato.

El único gobierno de alternancia al Partido Colorado no pudo terminar el mandato.

Se demostró con mayor evidencia el 22 de junio, sí, pero también se demostró con total evidencia  que no existe una fuerza política capaz de desligarse de eso. Con migajas del poder entraron en ese juego. No hay una contestación muy fuerte a esos lastres. Gran parte del sector político entró en el juego

 -¿También demostró que no existe contestación real a ese eterno regreso o devenir al stronismo?

No es que no haya habido contestación. No fue suficiente. Sobre todo con los sectores que quedaron aliados al Partido Colorado,  varios. Fue un tremendo retroceso. Sinceramente, quién, fuera de esos  grupos de poder, puede decir que dicho golpe (el del 22 de junio de 2012) benefició al país. ¿Quién?

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