«Renato y Juliana»: La Transformación de un clásico y el mercado cultural

La propuesta del Arlequín Teatro que sigue en cartelera abierta al público, adapta un clásico universal y pone en escena las fuerzas en pugna tras la Guerra del 70.

 

Por Carlos Cañete Villamayor

Desde versiones infantiles hasta propuestas viscerales, el clásico de William Shakespeare “Romeo y Julieta”, trasciende las generaciones.

Investigando, encontré una adaptación ilustrada para niños, realizada por Ruth Kaufman, de un poema de la escena IV del acto I, que habla de la reina Mab, el hada de los sueños y también de las pesadillas: «Soy la ardilla carpintera, con una avellana vacía hice el carruaje de la reina Mab»

La versatilidad y vitalidad de ésta pieza, permite una reinterpretación del marco referencial en la puesta.

Así pues, lo que para un público infantil pudiera ser el acercamiento a la obra de Shakespeare, en la versión del Arlequín, la dualidad entre el sueño y la pesadilla, adquiere otra madurez.

Presentada dentro del programa para estudiantes, los tipos de expectación desde los cuales confluye la obra, son diversos.

Es en el contexto histórico de desgracia para una nación devastada, que la tragedia se hace presente.

Uno de los aspectos más logrados de la representación, es la adaptación de Arturo Fleitas, ubicando a los jóvenes enamorados de una Verona medieval, en el marco de la ocupación brasileña en Paraguay, tras la muerte del Mariscal López, la derrota y la dejación de una nación en ruinas.

“No fue fácil, hubo momentos de estancamiento muy fuertes. Fue complicado trasponer una obra que transcurre en el siglo XVI, a la guerra, más aún, , con las diferencias que hay: Romeo y Julieta son de la misma clase social, el odio entre sus familias era irracional; pero no pasaba de ahí. Aquí la cosa es mucho más seria porque son dos países en una guerra absolutamente injusta, en un genocidio. Ahí hubo muchos problemas y pensaba, que no encontraría la solución. Hubo que ir al texto de Shakespeare y buscar cosas que no están en otras versiones; por ejemplo, la de Neruda, que es hermosísima, pero suprime muchos aspectos importantes del original”, comenta el autor del planteamiento dramatúrgico.

“Se pudo hacer, salió. Una vez superado todo esto la cosa fluyó”, remarca Fleitas.

Narración e interpretación.

Una característica en la estética Shakespeariana, con relación al texto, es el uso de soliloquios, para denotar transiciones temporales, acciones o ahondar en algún aspecto de la trama.

Los realizados por la Primera Actriz, Patricia Reina -en una extrovertida y popular visión de la nodriza-, sostuvieron el tono interpretativo de su personaje, aportando a la herramienta de actriz narradora, una impronta que no se separaba del todo, en la consecución de las escenas, con lo cual logró desmarcarse y destacarse con la soltura, propia de una artista de su bagaje.

Argumenta el autor sobre el uso de éste recurso: “Opté abiertamente por el narrador, es más, les di a José Luis y a Pablo, amplísima libertad para que hicieran su versión. Particularmente, me hubiese gustado que los textos más poéticos sean cantados, pero la verdad no tengo idea de cómo lo hicieron. Dramatúrgicamente son apartes, son cortes de la acción. Hay una soberanía del actor al contarlos y a la vez, una gran economía que permite cambiar de tiempo y espacio con un par de palabras. Es mucho más rico si el espectador deduce intuitivamente las transiciones, pero como es un espectáculo para estudiantes jóvenes, hay que facilitarles la comprensión”, remarca Arturo.

Realismo rupturista

Sobre una base de construcción en las unidades aristotélicas, de acción, tiempo y espacio, “Renato y Juliana”, no se cierra solo al realismo que podría suponer el planteamiento. Es más, los cortes de narración, son herramientas más próximas al distanciamiento de Bertolt Brecht.

Sobre el punto, Teresa González Meyer, parafrasea a Josefina Plá: “Filosóficamente, en una perspectiva de teatro aristotélico, el hombre es sujeto de su destino, está marcado por él. Así tenemos a las tragedias. Luego de un tiempo, en el siglo XVII, dice Shakespeare, que el hombre es sujeto de sus pasiones; es más, de sus bajas pasiones. Más adelante, aparece Carlos Marx, enunciando que el hombre es dueño de su destino, sujeto transformador,  premisa que incorpora Brecht. Estos son los tres grandes momentos, en el medio de los cuales, hay cientos de ismos”, esgrime la Maestra.

La dirección de José Luis y Pablo Ardissone, navega prácticamente todo el tiempo por un estilo realista, propio de las producciones para estudiantes. Observando la adhesión de elementos rupturistas como lo del actor narrador y un efectivo uso de la iluminación, permitiendo amalgamar las escenas, sin la necesidad de cortes tan abruptos, haciendo foco en los solos actorales y sin abusar del apagón.

“La dirección fue iniciada por papá, después la asumí yo. Con respecto al enlazado entre escenas, a mi no me gustan demasiado los apagones. Hay que darles un valor, no puede ser la única opción, pero cuando hay que usarlos, lo hacemos”, asegura Pablo.

“Este producto tiene el mismo cuidado, desde lo estético y la producción, que las otras propuestas de la temporada normal. Claro que buscamos facilitar lo relacionado a la escenografía, su movilidad, el poder trasladarla, ya que a veces nos toca salir del teatro. En cuanto a la puesta, el compromiso de los actores es igual en todas nuestras obras”, remarca el Director.

Mercado cultural y formación de espectadores.

Al tratarse de una de las pocas compañías artísticas, en presentar una obra dirigida al público estudiantil de colegios, el compromiso de la Fundación Arlequín Teatro, más allá de un simple nicho dentro del mercado cultural de Asunción, es el de formar futuros espectadores.

Más de uno, entre ellos, me incluyo, tuvimos nuestro primer acercamiento al teatro en ésta emblemática sala.

“Nosotros no trabajamos con el Ministerio de Educación. Nunca hemos tenido una reunión, como para que desde ahí, nos hagan una bajada en el montaje de éstas obras. Con el tiempo -ya que son más de cuarenta años presentando la programación estudiantil en nuestra cartelera-, conocemos las necesidades o intereses de los docentes en materia de las obras, en ocasiones, hablamos con supervisores, que antes eran docentes y ellos nos brindan alguna información. La mayoría de las veces, excepto una que ahora no recuerdo, la programación estudiantil fue declarada de interés por el Ministerio, pero eso no necesariamente facilita la presentación. Hay un proceso a veces complicado y burocrático, para que las instituciones accedan a la función”, expone el referente.

Cuando pregunto a desconocidos si les gusta el teatro, más aún, si acuden a las obras, la mayoría dice que hace mucho no lo hace y que la primera vez, fue en el Arlequín.

Cientos de situaciones, características, aspectos socioculturales podrían enunciarse al respecto de la accesibilidad al teatro, por lo cual, el emprendimiento siempre será loable, más allá del género, historia y/o propuesta de montaje.

En relación al trabajo de mis compañeras y compañeros del oficio actoral, debo destacar el trabajo de Derlis Esquivel: No es sencillo sostener un acento extranjero y pese a que en varios momentos del estreno, este resultó difuso y lejos de la línea realista planteada; acercándose más a un absurdo, es válida la exploración y estoy seguro que todas y todos conseguirán más aplomo en sus interpretaciones.

Finalmente, desearles a todo el equipo de “Renato y Juliana”, una fructífera temporada, que será larga y celebro con ellos la fuerza de su trabajo y la dignificación de nuestro oficio.

Shakespeare encontró en ésta adaptación, una reinvención de códigos dramáticos y la posibilidad de transformar la semántica de un clásico universal, entrecruzado por un hecho del pasado triste de nuestra nación y exponer desde ese reclamo social, las virtudes más puras que siempre son gratas de contemplar en el escenario.

Muchas felicitaciones y gracias por el esfuerzo.

Fotos: Gentileza

 

 

Comentarios

.
Sin comentarios

Sorry, the comment form is closed at this time.

.