Despiertan todos los fantasmas del stronismo

Un tal Papalucas amaneció mal humorado. Nada le gustó que el Parque Carlos Antonio López se haya vestido de cruces, féretros, muñeco gigante del dictador Alfedo Stroessner. En un rapto de ira atropelló, destrozó algunas cruces, pateó vestuarios, echó tinas y bramó: “comunista, puto” contra Charly Mazacote, el actor que había quedado en resguardo de las pertenencias de una de las obras más pretenciosas sobre la dictadura stronista: “Y descendió de los infiernos”.

Llamó a canales, diarios, para “denunciar” cómo ha quedado el Parque. El guardaparques Estanilao Paniagua le dijo: “estamos en democracia, hay libertad de expresión, ya no estamos en tiempos de la dictadura”.

El tal Papalucas nada quiso saber . Bramaba contra los “zurdos y los putos”.

Moncho Azuaga tuvo que venir de urgencia, también Laura Marín, actriz y asistente de dirección.

Mucha escenografía, mucho vestuario. Una obra tremenda.

Mucha escenografía, mucho vestuario. Una obra tremenda. Foto: Producción del evento.

Ya en el parque, una señora, con sus dos perros, siguió cuestionando: “Por qué remover el pasado, por qué no olvidar ya. Yo te digo, Moncho, vos que sos buen director, por qué no te dedicás a hacer cosas de actualidad. Hay tantas cosas”.

Ya durante los ensayos a la noche en el Parque, mucha gente se sentía interpelada cuando alguien aparecía gritando: “Dónde están los desaparecidos”, “Dónde están”.

“Los fantasmas del autoritarismo han resurgido”, nos dice Moncho, suave, tranquilo. “Es que durante la dictadura todo se decía en voz baja. Había desparecidos. Algunos lo sabían y se callaban, otros que contestaban ya sabemos lo qué pasó. La lengua estaba paralizada. Entonces, hay interpelación. Mucha gente no quiere interpelarse. Eso es lo que brinda un espacio público, la posibilidad de dialogar, la posibilidad de sacarse espinas, de interpelarse”, sostiene.

Moncho está más que convencido de que montar una obra de esta envergadura, con todo el esfuerzo que ello implica, en un espacio público es una apuesta decisiva. Una apuesta itinerante por gran parte del Parque Carlos A. López termina en la cúspide, ese escenario natural poderoso.

“Debemos salir del encierro. Ir al encuentro de la gente”, asume.

La obra interpeló y gustó a muchos. “A mí me pegó muy bien. Es una muy buena puesta”, nos cuenta la actriz Sandra Flecha.

Hoy, a las 19.30, última función.

Hoy, a las 19.30, última función. Foto: Producción del evento.

Muchísima gente fue ayer, 2 de febrero, a verla. Hoy, a las 19.30, la segunda función. Hay mucho despliegue escénico, mucho maquillaje, mucho de todo. Es farsa general. Es pasado presente. Sin el stronismo es, aunque la señora que cuestionara a Moncho no lo entendiera así,  impensable el hoy, con Horacio Cartes en la presidencia, con Eladio Loizaga en Cancillería, con el narcotráfico metido hasta los huesos en todas las instituciones de la República, con sojeros que hacen y deshacen a su antojo, con importadores y reexportadores que cierran toda posibilidad de producción propia. Es impensable el hoy depredador e impune.

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