Dani González: El amor por el arte y su capacidad transformadora
Este viernes, 27 de setiembre, en la Casa Bicentenario del Teatro, Dani González inaugurará su Teatrografías. Un recorrido por el teatro en Asunción de diez años. El más prolífico y fraterno documentalista fotográfico de arte popular llega a ese justo lugar en el que todo el hacer adquiere profundo sentido. “Me define un profundo respeto por el arte y una curiosidad insaciable por explorar cómo se manifiestan las emociones humanas a través de la actuación”, nos cuenta en esta entrevista.
E’a: -De dónde te nace esta pasión por el registro visual.
La pasión por registrar fotográficamente obras de teatro en Asunción, Paraguay, nace, hoy lo puedo afirmar, de un profundo amor por el arte y la capacidad transformadora que tiene sobre las personas. En Asunción, cada obra – cada esfuerzo – es una historia única, llena de emociones, talento y luchas, y a través de la fotografía, tengo la oportunidad de inmortalizar esos momentos mágicos que, de otro modo, podrían perderse de nuestra frágil memoria colectiva
Asunción es un caldo de cultivo cultural donde se entrelazan diversas expresiones artísticas, y poder capturar minúsculos instantes de interpretaciones me permite no solo celebrar la creatividad de nuestros artistas, sino también compartirla con un público más amplio. La fotografía se convierte en un puente que conecta a la audiencia con la magia del teatro, fomentando una apreciación más profunda de las artes escénicas.
Mi deseo es inspirar a otros a ver el teatro no solo como un entretenimiento, sino como una forma de reflejar nuestra sociedad, nuestras luchas y nuestros triunfos. Cada clic de la cámara es un testimonio del talento local y una invitación a todos a vivir la experiencia del teatro en nuestra hermosa ciudad. ¡Juntos podemos dar vida a estas historias y seguir construyendo una comunidad vibrante y creativa!»
– Qué te define hoy. O mejor, cómo te definìs hoy.
-Para mí, la fotografía no solo es una técnica o un oficio, sino una forma de contar historias que trascienden el tiempo y el espacio. Cada imagen que tomo es un intento de encapsular la emoción, la energía y el trabajo arduo que los artistas ponen en cada función.
Ser fotógrafo en este campo me ha permitido conectarme con el alma de las obras y de sus creadores. Me define un profundo respeto por el arte y una curiosidad insaciable por explorar cómo se manifiestan las emociones humanas a través de la actuación. Cada función es una colección de momentos efímeros que merecen ser recordados, y yo me esfuerzo por ser ese testigo que los documenta, ofreciendo una ventana a la experiencia del espectador.
Además, me motiva la idea de que mis imágenes puedan inspirar a otros a valorar y participar en las artes escénicas. Quiero que cada fotografía invite al espectador a entrar en el mundo de la actuación, a sentir lo que ocurre en el escenario y a apreciar la dedicación de aquellos que lo hacen posible. En resumen, me define la convicción de que el arte es una fuerza poderosa que une a las personas, y mi misión es capturar y compartir esa riqueza visual y emocional con el mundo.»
– En tanto tiempo de hacer y gestionar «cultura», cómo ves hoy el arte popular. ¿Su desarrollo y su inserción en la comunidad, en la gente?
-Pienso que muchas veces esta silenciado o invisibilizado el gigante y apasionado esfuerzo que hacen los compas subiendo proyectos en escena. En especial, las expresiones artísticas que cuentan algo, que indagan, que confrontan, que muestran aspecto de nuestra sociedad que no se desea ver o se prefiere esconder, y ese tipo de arte, creo que, como política cultural, se prefiere marginar. El arte que es solo decorativo cae mejor. Lo ornamental, lo que no cuestiona, el que no invita a reflexionar, siempre tiene más oportunidad. A veces pienso que en Paraguay se castiga toda iniciativa que intente mejorar nuestra calidad de vida.
Lo que dice Fernando Moure de la exposición
El curador Fernando Moure comenta que estas fotografías de Dani González sientan las bases de un recorrido, de un trayecto visual de algunas representaciones escénicas realizadas en los últimos diez años en Asunción del Paraguay. “Desde la observación y su regusto por el teatro, el autor registra medularmente a la figura, explorando hasta las últimas consecuencias del retrato, a los cuerpos de los actuantes al servicio dramatúrgico”.
A criterio de Moure son tomas concebidas como prolongación de la escena, “aún sujetas a los códigos de representación de la frontalidad, del histrionismo de las interpretaciones, del artificio de los decorados y de los efectos de la luz y sombra”.