Con ataque a la estabilidad laboral, Peña propone ahondar la depresión

Por Julio Benegas Vidallet

El presidente Santiago Peña ha puesto de nuevo en tapete la estabilidad laboral como «un problema en la generación de empleos».

Ya no saben más cómo aplastarnos. Cómo meternos en más angustia y más depresión en un país que destierra a su gente y la embute en ciudades hollín, ciudades chatarra y ciudades sin alma.

Veamos

El 60% de los trabajadores en el país laboramos sin estabilidad. Del día a día, de semana a semana, de mes a mes. Buena parte de nuestros ingresos viene justamente de los trabajadores un poco más estables, los que cuentan con salarios, bonificaciones y aguinaldos, vacaciones y seguro social. Esta gente, nuestras hermanas, nuestros amigos, es la que compra nuestras empanadas, nuestros asaditos, nuestros libros, nuestras verduras, nuestras frutas, quinielas…y todo lo que hoy ofrecemos para sobrevivir.

En la actualidad, el mayor empleador estable es la función pública.

En el sector privado los despidos se suceden de mes a mes, de año a año. Un pequeño grupo, insignificante en la suma total, ha logrado, o puede hacerlo, la estabilidad de los 10 años. Esta estabilidad implica la imposibilidad legal de que te echen sin causa justificada.

Los incumplimientos de derechos se suceden todos los días, trabajamos más de ocho horas diarias, a una buena parte se les hace contratos por prestación de servicios (con los cual pagamos impuestos por trabajar), y se persigue todo intento de organización. Hay miles y miles de casos de súper explotación y de tareas insalubres sin protección que no pueden ser demandados por falta de organización y miedo al despido.

La incertidumbre se ha vuelto parte de nuestra piel. Tanto que vemos a trabajadores del Estado como una especie de casta especial. Y tanto que se hace de todo para ingresar a la función pública en cualquier área.

Es lógico, muy básico, suponer que el empleo mayor y mejor vendrá de una transformación del modelo económico. Una que discuta el actual, depredador, extractivista y reexportador. Una que nos ayude a procesar y a producir cosas para el intercambio.

Pero no, el problema del empleo es, según este gobierno, lo poco que queda de estabilidad.

Extraña manera de generar empleo: profundizando la incertidumbre laboral. Profundizando, en fin, la grave depresión que se ha apoderado de nuestras vidas.

Santiago Peña en otro acto de sumisión al interés patronal.

Estabilidad laboral

Qué es la estabilidad laboral y qué se considera estabilidad especial.

Estabilidad es un concepto muy amplio que refiere a horas, salarios, régimen, espacios y tratos. Es un conjunto de condiciones para que los trabajadores y las trabajadoras cumplamos la tarea sin el permanente Jesús en la boca. Quiero detenerme en la estabilidad especial. De acuerdo con nuestro código laboral, con amparo constitucional, tres sujetos adquieren este derecho:

1- Las personas embarazadas.

No importa si la compañera presentó, o no, certificado antes de la comunicación de despido. A ella no se la puede despedir de ninguna forma, con ninguna excusa. Ella pasa a ser, en estado de embarazo, la persona más protegida por nuestro código. Desde que el empleador es notificado del embarazo, la trabajadora goza del «fuero maternal», impidiendo su despido injustificado hasta que el hijo cumpla un año de edad

2- El fuero sindical.

Las personas que tienen fuero sindical. Son personas que fueron electas para integrar la comisión directiva de algún sindicato son personas que al defender el derecho de terceros se exponen permanentemente al despido y a otras maniobras patronales: congelamiento de salarios, guerra fría… esta gente, portadora de la representación, tampoco puede ser despedida sin una causa justificada. La causa se debe justificar en juicio.

3- Las personas con diez años continuos en el trabajo en una misma empresa.

Esta persona no puede ser despedida sino por causa justificada. Esta causa debe ser demostrada en juicio. Se entiende que a 10 o más años de trabajo se han adquirido obligaciones muy onerosas, entre ellas los hijos. Vivienda, salud, escuela, transporte y comida forman parte de un combo de obligaciones. Para sufragarlas se necesita de una estabilidad especial.

Es conveniente aclarar que esta estabilidad no es negociable con la doble indemnización. Esta figura aparece en nuestro código cuando el trabajador o la trabajadora, luego del reintegro, ya no se siente bien o porque le han cambiado las condiciones, los horarios o le han dejado en el freezer.

Como ya lo adelantamos, En Paraguay, dentro del sector privado, una absoluta minoría ha adquirido esa estabilidad. Pena que ya no haya estudios sobre nuestra situación. En base a las experiencias, yo le calculo 1 de cada 50.

La generación de empleo y de mejor empleo tiene que ver con el modelo económico. El nuestro, a más de extractivista, es traficante. Produce poco empleo de calidad. La precariedad, así como la destrucción de la naturaleza y ahora la narcotización, están en su base de acumulación. Y como además ni se les ocurre plantar impuestos a la exportación de carnes, soja, curtiembres, a la renta financiera, esa plata se encuentra reconcentrada y ha generado una brecha jamás vista.

Para no discutir con seriedad, esta gente, que se las da de economistas, se rebusca en lo poco que queda de derecho social.

Lo único que se asegurarán es más y despiadada explotación de la mano de obra ya de por sí muy precarizada.

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