13 Jul Todos los días al despertarme…
Por Coco Arce
Todos los días, al despertarme, pienso en los niños de Gaza, en los más de 15.000 niños asesinados, en los niños que son blanco de tiro de soldados israelíes y reciben una bala en la cabeza. Pienso en los más de 21.000 niños desaparecidos, de los cuales al menos 4.000 están entre los escombros o enterrados descuartizados por manos asesinas en fosas comunes. Pienso en los que fueron apresados por soldados sionistas y están con destino desconocido.
Todos los días me despierto pensando en que Israel utiliza el hambre como arma de guerra en Gaza y está siendo fatal para niños y niñas que mueren de hambre mientras Israel obstaculiza la entrada de ayuda humanitaria. El 30% de los menores de dos años ya sufre desnutrición aguda. Al menos 34 niños murieron por desnutrición.
Todos los días me despierto y pienso en los miles de niños que quedarán huérfanos de madre, de padre o de ambos; en los miles que quedarán heridos para toda la vida, sin brazos, piernas, con quemaduras y cicatrices en todo el cuerpo, con la cara deformada y con profundas heridas psicológicas.
Pienso y siento mucho dolor por los niños, ancianos, hombres y mujeres obligados a desplazarse de ciudad en ciudad, del norte al sur, y vuelta al norte buscando refugio, pero son bombardeados y asesinados en los campamentos de refugiados.
Pienso en la destrucción de al menos el 70% de la infraestructura de Gaza. Escuelas, colegios, universidades, guarderías, puesto de salud, hospitales, carreteras, casas, edificios, farmacias, panaderías… Todo, todo ha sido destruido con la táctica de “tierra arrasada” utilizada por Israel con el fin de destruir la voluntad de resistencia mediante la intimidación, provocando sufrimiento ya que destruye sus propiedades y medios de subsistencia.
Siento dolor, impotencia, rabia por todo un pueblo que está siendo exterminado por mentes y manos criminales, con bombas y municiones proveídas por criminales de otros países, y no me resta sino expresar públicamente mi más profundo desprecio, repulsión y repugnancia hacia los criminales de guerra y genocidas sionistas y hacia todos y cada uno de los que los defienden y apoyan.
Y no puedo menos que expresar mi admiración por el pueblo palestino, un pueblo oprimido que se defiende de una pretendida extinción con métodos de limpieza étnica y genocidio; expresar mi apoyo, mi solidaridad, defender su lucha y hacerla mía, pues no es sino la lucha de un pueblo por liberarse de un invasor que lo oprime y asesina desde hace 76 años.
¡Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá!
¡Free, Free Palestine!
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