
22 Jul ¡Todos con Rolando Chaparro!
Escribir sobre Rolando Chaparro debe ser una de las tareas más sencillas para todos los que lo conocemos y admiramos desde sus comienzos como destacado músico nacional.
Es que Rolo, además de ser uno de los creadores fundamentales del rock nacional y de la música popular paraguaya de los últimos 40 años, es casi un vecino, un amigo y por qué no un hermano.
En mi carácter de colega de sus padres: el reportero gráfico Rolando Chaparro padre y la gran conductora radiofónica Celia María Benítez, Rolo, Luís y sus hermanas siempre fueron como sobrinos nuestros en los canales y redacciones.
Y por supuesto cuando vimos que ambos hermanos se inclinarían hacia la música todos los que de alguna manera trabajamos en los medios alentamos las incipientes carreras de Rolando y Luis.
Contemporáneo de Cacho Verdecchia, de quien Rolo fue amigo de infancia, pero de toda esa gran segunda generación del rock nacional, que consiguió reafirmar el estilo que habían fundado Chester, Alci Rock, Cacho Rock, Roberto Thompson, Justi Velázquez, Toti Morel, Ernesto Soler y tantos más.
Sin embargo, lo más notable es que Rolando fue el que llevó las expresiones musicales juveniles de entonces, principalmente el rock, a su primera fusión seria con la música folclórica tradicional.
Admirador profundo de Efrén Echeverría, a quién frecuentó desde joven, pero también buscador incansable de otras vertientes como Agustín Barboza, que celebró la versión rockera de “Reservista Purahei” y por supuesto del enorme José Asunción Flores, a quien Chaparro homenajeó con una vertiginosa versión de “Gallito Cantor”.
Integrado a Ñamandú a fines de los ’80, produjo con Flecha, Paredes y Cataldo el épico LP “Polcaza”, basado en una composición propia de Rolo, dándole al otrora terceto un insospechado sonido rockero que subyugó a un nuevo público que nunca antes se había acercado a los ritmos tradicionales paraguayos.
Pero Rolando también brilló con Síntesis, en donde recorre un sonido jazz pop y de baladas extraordinarias, consagrando “Avísame” como una de las canciones más hermosas y exitosas de nuestro cancionero popular.
Mientras que Kryzhia perfila el lado más cercano al rock and roll original con el que Rolo había forjado su propia leyenda desde muy joven como un gran guitarrista quizá solo equiparable a Cachito, Thompson y Pekos Sandoval.
Pero Rolo nunca se quedó quieto. Fue sesionista de todos los proyectos musicales de por lo menos 4 décadas, tocó en festivales de jazz, logrando con William Palito Miranda una de las simbiosis musicales más fructíferas de ese estilo en nuestro país.
Al mismo tiempo se metió de lleno con la cultura afro descendiente paraguaya encarando un proyecto de gran valor con los negros de Loma Campamento, también conocidos como Cambá Cuá, con los que desarrolla otra obra monumental.
Solista invitado de la OSCA para hacer Beatles Sinfónico, con los arreglos de Saúl Gaona, habitual acompañante de figuras emergentes como Andrea Valobra, compañero inseparable de José Farichi Farías y Cacho Montes, Rolando hizo además una incursión profunda en escenarios de la región siendo aclamado en la Argentina y el Brasil repetidas veces.
La historia de Rolando Chaparro es tan grande que no cabe en un simple artículo periodístico. Será por eso que merece un gran tributo como el que le hicieron sus colegas en el Teatro Municipal de Asunción.
Al fin y al cabo, Rolando es tan nuestro como cualquiera de nuestras tradiciones más arraigadas.
Su desgarbada melena y sus canciones inmortales son un retrato perfecto de nuestra época. No reconocerle ese aporte en vida sería imperdonable. Por eso decimos con sincera alegría:
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