19 Sep Seis reflexiones sobre la generación de Cristal
Por Agustín Barúa Caffarena[1]
“Siempre se compara con épocas pasadas: ‘Antes no era luego así'» (Renato).
“¿¿Somos cristales porque lloramos?? ¿¿Porque sentimos?? ¿¿Por revelarnos ante tanta injusticia?? Nos etiquetan para callarnos…” (Leidy).
“¿O somos nosotros ‘los de cristal’? ¿Los que no queremos que lloren, que se enojen, que se frustren?” (Dina).
“Si ellos son generación de cristal ¿de qué material seremos nosotros? Por ahí una vez había leído: ‘generación de cristal, padres de algodón’” (Natalhie).
“Yo no veo a la generación actual como ‘de cristal’. Las veo más consciente con respecto a ciertos temas, más respetuosos, se están ahorrando muchos traumas que muchos adultos acarreamos desde la infancia por la crianza dura de la gente de ‘antes'» (Adriana).
“Generación de Cristal” es un término creado por Monserrat Nebrera; describe a las personas nacidas después del 2000 así: internet y las redes sociales como parte de su estilo de vida desde el nacimiento; mucha construcción vincular mediada por esta tecnología; responden y se comprometen contra las injusticias sociales; sensibles emocionalmente; cuestionadores.
Ayer, en una entrevista, planteamos 6 reflexiones para repensar esta etiqueta.
1. Del horror a la debilidad
Histórica (y actualmente) traemos, como nación, una suma de colonizaciones, conquistas, guerras y carencias crónicas de derechos básicos, que nos han llevado a acorazarnos. Así, aprendimos a desconectarnos, a no reconocer y a despreciar, la fragilidad humana.
Esto tiene enormes costos: no identificamos lo que sentimos (sobre todo los varones), no cerramos nuestros dolores, y no tenemos permiso para pedir ayuda.
- Del horror al espejo
Los modelos de adultez exitosa más celebrados hoy son de varones, enriquecidos a como de lugar, autoritarios, ostentosos, mafiosos.
Quizás lo más incómodo de esta perseguida “cristalidad” es que nos enfrente con nuestras sensibilidades y debilidades adultas.
- Del horror a lo nuevo
Esta neofobia quizás nos esté privando de aprendizajes que nos ofrecen las generaciones jóvenes, tan necesarios como postergados. - De la crisis ocultada de cierta adultez
Como sociedad adulta, mantenemos tres nudos emocionales irresueltos: muchos miedos, mucha desconfianza y no conciencia de ambas. Con estos nudos, no podemos pensar, solo podemos defendernos, y atacar. - Del «Antes era (y éramos) mejor»
Mantenemos cierta idealización del pasado. Pero cada época construye sus propias preguntas y tiene sus propias contradicciones… las épocas no son ni mejores ni peores.
- Una realidad injusta que masacra a la juventud
La promesa fallida de la educación, la que debería solucionar todo, termina siendo para las mayorías juveniles, un embuste.
Donde sea, vemos pedidos no atendidos de sostén y cuidado de las generaciones jóvenes: suicidios, accidentalidad, conflictos vinculares, “abandono escolar”, embarazos no deseados, uso complicados de drogas…
Como decía Alfredo Carballeda “si no hay futuro, no hay ley”. Si les privamos a las generaciones jóvenes de derechos (últimamente hasta del aire), no nos sorprendamos luego que nos ataquen, total ya nada importa, ni ellxs.
Link de la entrevista: https://www.facebook.com/GuaraniOnline/videos/449191254816175
[1] Psiquiatra clinitario. Antropólogo social. Investigador.
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