
14 Feb Por qué van por Kattya González
Con miles de toneladas de merca que se embarcan en puertos privados (de hecho ya no hay puertos estatales) y que van a Europa; con millones de cajas de cigarrilos que se empaquetan acá y se devuelven al mercado brasilero y de ahí recorren un corredor continental hasta abastecer tiendas de Nueva York, y con las tierras controladas por el tres por ciento que las usa para semillas transgénicas, ganadería y narcoganaderia, vivimos ya plenamente un orden narco fascista.
En ese orden, que desmantela la antigua composición campesina y nos somete en la chatarreria urbana, con trabajos de diez a doce horas al día, destruyendo toda organización laboral a su paso, el gran patrón domina el escenario después de haber comprado bancas parlamentarias a cutiple.
En este casino van por una senadora que dice algunas verdades, a mi criterio de efectos colaterales del orden narcofascista, transgénico y depredador, en la clara idea de que su hegemonía ya es total, que no existen formas de resistencia real.
Kattya González aparece en soledad con sus denuncias, en sus videos, con una comunicación de moda: hablarle a la gente desde un lugar en el que no hay otros, muy afín a estos tiempos en que el sistema juega a sepultar lo colectivo y la organización. La gente es aquella que «te sigue» por las «redes».
La apuesta de Cartes y sus cómplices va en claro sentido de demostrar toda la fuerza del aparato, el partido, la Corte, la policía, la fiscalía y esa enorme red de lavados.
La hegemonía es brutal y también «popular». Saben que han comprado todo, incluidos los votos con los que han construido una mayoría parlamentaria propia.
González ha ganado su banca con un poco más de 100 mil votos.
«La oposición», como tanto les gusta llamar a una mezcolanza también muy cercana al origen latifundista del orden, no podrá capitalizar este momento porque no es una oposición real a dicho orden.
¿Qué es capitalizar este momento?
Resistir en las calles y en los valles este orden narcofascista y sus decisiones. En este caso, la inminente expulsión de la Cámara Alta de la incómoda senadora.
Esa llamada «oposición» tiene una candidatura presidencial en sus manos. Una con la que podrían rehacer la idea de la concertación. Pero es probable, y es lo que intuye el monopolio cartista, esa «oposición» ya no sabe cómo se resite en las calles y en los valles para acumular fuerza popular.
Es esa certeza en la que el casino de Horacio Cartes juega una carta, mínima, sí, pero que reafirma su voluntad de aparecer como una estructura inapelable.
Aún sabiendo que la medida es «anti popular»
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