
19 Dic La SuBASTA de tierras en el Bañado
Enfocarse en el tema de la subasta de las tierras del Bañado como un hecho puntual y antojadizo puede ser un gran error. La gente que está detrás de la idea está decidida a quebrar un proceso y borrar groseramente el contexto.
Asunción se ha visto forzada por un fenómeno social que rebasó los límites desde un principio y que se aceleró sin detenerse hace poco más de 3 décadas. Una combinación de la emigración masiva de la clase media hacia los distritos aledaños; y al mismo tiempo una masiva inmigración de sectores campesinos expulsados casi exclusivamente a causa de la creciente ola de la agricultura intensiva basada en el cultivo de la soja.
Tanto el mapa territorial como el mapa socio demográfico de la ciudad se han ido modificando así constantemente.
Esto último, la inmigración rural, trajo consigo la sobreocupación de territorios inundables, vale decir la instalación de precarios asentamientos humanos a lo largo de casi toda la ribera del Rio Paraguay. Zonas conocidas como los bañados.
Con el correr del tiempo, esta población fue generando derechos sobre situaciones de hechos. Desde luego, un estado tiene obligaciones respecto a las garantías fundamentales consagradas en la pirámide legal del derecho positivo y que guardan relaciones con la protección a los sectores vulnerables como la vivienda, la salud, la educación y el trabajo, por citar algunos. Aquí es importante señalar, que estos derechos no significan ninguna concesión caritativa ni gratuita, que se entienda muy bien. En el universo de la economía, cada individuo representa un factor de capital social y un consumidor del mercado. Tal vez cabe un análisis más profundo en otra ocasión pero reitero, y los capitalistas lo saben muy bien: sin población no hay fuerza laboral; sin fuerza laboral no hay producción; sin población no hay mercado.
Las últimas grandes inundaciones visibilizaron más que nunca la dramática situación de las condiciones de hábitat de los bañadenses y el estrés de una ciudad decadente e insultantemente desigual.
Paralelamente, se ha ido gestando así la necesidad de proteger físicamente por medio de alguna infraestructura estos barrios o ciudadelas instaladas en los humedales y porque no modificar la mirada de la ciudad que nació mirando al río pero que luego le dió la espalda durante casi un siglo.
Desde principios de los años 90 se empezó a hablar de la franja o la defensa costera. Eso sí, era únicamente entendido como un problema de la pobreza y de los pobres.
Pasaron todo tipo de gobiernos en el Municipio, progresistas, liberales, conservadores, corruptos, pero aún así nunca se alteró tanto la idea central como ahora con los improvisados.
Hubo siempre una amplia participación de todos los sectores: organizaciones comunitarias, civiles, religiosas, políticas, entidades financieras internacionales, poder ejecutivo, poder legislativo, organismos supranacionales. Se construyó un debate largo y valioso hasta llegar al 2009 donde se iniciaron las obras y ni hablar durante las diferentes etapas posteriores.
Para entonces había ideas colectivas que se convirtieron en pilares: la franja costera era la solución escogida. Debía constituirse al mismo tiempo en el nuevo muro contra las inundaciones y el límite natural de la ciudad. El territorio ganado debía ser prioritariamente para los bañadenses. A esa altura se estaba respetando el Plan maestro implementado allá por el año 93 aproximadamente, no como dijo por ahí un charlatán.
La Franja Costera ha sido y no puede dejar de ser un Pacto Social por sobre todas las cosas. Someter un pedazo del mismo a una infame subasta es una agresión a la historia construida con mucho sacrificio, con ideales genuinos y sueños auténticos de gente valiosa, siempre en el marco de toda la formalidad institucional. Eso no significa que en el futuro, el territorio de los bañados no sea una tierra de gente próspera y mucho menos que no sea un espacio para el desarrollo de una ciudad que debe volver alguna vez a su esplendor, de la mano de su gente y mirando de frente a su rio amado, pero fruto de un proceso natural basado en la reubicación de los bañadenses y la desprecarización de sus condiciones de vida.
Hoy no duele tanto el sinceramiento de los farsantes de siempre como el silencio de las instituciones, las organizaciones y la vocería idónea de los referentes de tantos años de luchas y resistencias. No quiero citar nombres pero ellos y ellas sabrán porqué esta silenciosa traición.
El slogan del «bañado para los bañadenses» ha sido una bandera que fue enarbolada incluso por figuras universales como Adolfo Pérez Esquivel (premio Nobel de la Paz) y el mismísimo Papa Francisco. No es sano quedarse mudos ante tanta agresión.
* Ex asesor de la Comisión de la Franja Costera de la JMA; Ex promotor y colaborador de la PSA; Ex Asesor de Gabinete de la Intendencia de Asunción; Ex Director Ejecutivo de Fundación Teresiana; Ex Coordinador de Proyectos de la Cooperativa Ricardo Brugada; Ex miembro de la Comisión de habilitabilidad de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas
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