28 Abr Flores y sus asociaciones melódicas

Homenaje al Centenario de la Guarania

Por Genaro Riera Hunter
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¿Por qué Flores fue un trabajador decidido? Decimos que fue un trabajador decidido porque su inconsciente no hace todo el trabajo solo; Flores pone esfuerzo para reconocerse en su inconsciente. No es dueño, el artista, de su propia razón. Se encuentra hasta cierto punto fuera de sí mismo, en una especie de éxtasis, como dice Flores en el libro de Almada Roche: «Flores, compañero del alma, compañero». ¿Dónde se encuentra, entonces, si no está en la razón? Flores mismo responde: «El artista se encuentra en su obra». «Está en su obra». Hay una solidaridad entre ser un trabajador que trabaja con aquello que lo trabaja; una solidaridad con reconocerse en el inconsciente, pero no dejarse llevar puramente por aquello que lo trabaja. En el momento en que se pone a trabajar su producción inconsciente es cuando no hace palidecer o acallar su inconsciente. Es ahí donde su saber de goce propio, no palidecido, tiene toda su significación de lo verdadero, que es lo que lo maravilla, le causa conformidad y el éxtasis que él mismo comenta. Es de allí de donde viene su fuerza y convicción de artista y su fórmula «no divorciar el arte de la vida». El sujeto se encuentra atado a la vida cuando existe una elaboración inconsciente a la cual le hace caso y le escucha. El artista se engancha a la vida y se hace social con la certidumbre de que su arte es una contribución.
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El encadenamiento productivo a la vida presupone un trabajo inconsciente, en primer lugar, y una elaboración de dicho trabajo, en segundo lugar. Estos dos tiempos de la creación son lo que Flores nos revela según su experiencia. Uno, el dejarse llevar, el ser impuesto, el pasivo y obediente, el ser un instrumento, el dejarse trabajar. Y un segundo tiempo, el hacer algo con eso, depurarlo. El segundo tiempo es el tiempo del esfuerzo. «El artista tiene que ser creador y maestro de su destino», dijo Flores.
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El sueño del Mburicao que relata Flores en la biografía de Almada Roche da pie para considerar la importancia que tiene el prestar atención a lo impuesto por fuera de la razón. Esto significa que el creador está en un primer tiempo como siendo trabajado y luego como haciendo algo con eso que se le impuso. El sujeto mismo se coloca posteriormente en el lugar del trabajo. La creación final es un trabajo activo. Esto rompe el prejuicio de la inspiración pura, la creación como un rayo de gracia. El creador sabe si su producción es buena, mediocre o mala. El creador selecciona, combina, rechaza, acepta y juzga; esto es, el creador reelabora lo que se presenta en un primer tiempo como algo valioso pero desfigurado. Flores estaba permanentemente en lo que voy a llamar «asociaciones melódicas», y en esas asociaciones, pero elaboradas, consistía su trabajo creativo.
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Quizás sea así el proceso de la creación en general: una segunda creación sobre la primera creación impuesta, teniendo como raíz «una inconformidad fecunda», un deseo estructuralmente insatisfecho, pero particularmente bien orientado.

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