¿Feliz día para las «kuña guapa»?

«La moral pública no está de lo mejor y se dice que (en) Francia el ‘dictador supremo’ José Gaspar Rodríguez de Francia ha exigido cumplir todos los mandamientos menos el sexto (anglizado el séptimo)».

Michael Mulhall,viajero inglés y su impresión del Paraguay a mediados del siglo XIX

Por Alicia Riquelme

Las paraguayas crecemos escuchando sobre la abnegación, la sumisión y el sufrimiento como atributos intrínsecos presentes en todas las mujeres admiradas.

Un claro ejemplo es el mito de las reconstructoras del país. La historia muestra que las mujeres que se hacían cargo de hijos de distintos padres ausentes es anterior a la guerra, y era una práctica que respondía al contexto socio-político de la época, ya durante el gobierno de Francia. Sin embargo, el relato comúnmente difundido habla de esta característica como una consecuencia de la disminución del número de habitantes varones durante la guerra de la Triple Alianza: un dato que también se exagera en las conversaciones populares, ya que hay evidencia de censos que muestran que, si bien era mayor la población femenina, el promedio era de 2,2 mujeres por varón a nivel general y 3,7 mujeres por varón entre los mayores de 15 años; y no 10 o hasta 20 como se suele mencionar. Esta narración se apropia de una característica cultural y lleva al olvido las circunstancias previas. Además, ubica de manera implícita el atributo de valentía como sinónimo de la mujer mártir con mayor carga y sumisión, poniéndolo como ejemplo para las futuras generaciones.

Por otro lado, las paraguayas participaron y sufrieron la guerra grande en distintos ámbitos, incluido el frente de batalla, pero el hecho histórico popularmente más destacado es la donación de joyas que realizaron las mujeres para financiar la empresa bélica en decadencia; que se conmemora el 24 de febrero. Sin embargo, los registros históricos de dicha ofrenda son escasos: en los libros recuperados se encuentran listadas manifestaciones de joyas junto al nombre de sus propietarias, pero aparecen muy pocos sobre la concreción de las entregas y muchas quejas sobre «la no entrega de lo manifestado». Se cree que la iniciativa de las mujeres de la alta sociedad no fue bien recibida por todas las paraguayas, de hecho, se estima que solo el 8 o 10% de la totalidad de mujeres paraguayas aparecen en los registros de manifestación y un porcentaje mucho menor en la entrega oficial. Teniendo en cuenta que las joyas y alhajas representaban elementos de libertad porque era lo único que podían comprar o vender sin autorización, la ofrenda de las mismas implicaba la cesión de la oportunidad de decidir, en parte, libremente sobre su economía. Por lo tanto, al narrar este gesto de manera sesgada, incluyendo a todas las mujeres paraguayas como donadoras, se enaltece la idea de la mujer paraguaya como símbolo de sacrificio, por más de que esto condicione su propia libertad.

Es probable que de estos y otros relatos derive la percepción que hoy tenemos de la figura de la kuña guapa o kuña mbarete, glorificando historias de mujeres que son admiradas por «soportar» las adversidades e injusticias sin quejas: la yuyera que se levanta a las 4 am para trabajar y mantener a sus hijos sola y se acuesta tarde porque tiene que limpiar la casa, la mujer que deja pasar los malos tratos porque la familia unida implica sacrificios, la que trabaja fuera del hogar y también se encarga de los quehaceres de la casa y de acompañar la educación de los hijos, la que no realiza la demanda de manutención porque «ella puede sola», la que antepone la felicidad de todos a la suya propia, la que no exige, no se queja, no levanta la voz… porque aguantar es sinónimo de ser kuña guapa.

Ref.:
https://books.openedition.org/ifea/4500

El “Libro de Oro”, de los imaginarios a las páginas


https://trilhasdahistoria.ufms.br/index.php/RevTH/article/view/14547
https://www.ultimahora.com/la-poblacion-paraguay-la-guerra-n943084

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