Elogio de las bicicletas usadas

Yo aprendí a andar en bici en la Caloi de mi hermano Carlos, hasta que un día Ña Zulma puso a la venta su «bmx» pintada a pincel en un intenso rosa chillón, cual enrejado de angelito. Empecé a hacer campaña con mamá para que me la compraran. Les rompí tanto las bolas que un domingo a la mañana, mi viejo, ya cansado de mi campaña, me dijo que fuera hasta lo de kai Sabino, que él me daría los 80 mil, en concepto de adelanto de la cosecha del algodón. Recuerdo que corrí los 2 km de ida y de vuelta, como si mis pies no tocaran el suelo. A mi regreso ya pasé de largo hasta la casa de Ña Zulma, que me advirtió del color particular de la bmx. Qué me importa, le dije, y le entregué los 80.
Esa noche mi primera bici durmió en mi pieza.
Así crecí, en bicicleta siempre, porque yo soy anterior a las motos chinas que siguen enlutando a tantas familias.
Así migré a Buenos Aires, donde mi primera parada fue en el barrio Bancalari, de la 202 y Panamericana. Ahí me consiguieron trabajo en San Fernando, al costado del aeropuerto donde cayó Lino’o con peluca y todo. Los paisas se encargaron de todo, me consiguieron un DNI prestado y una bici viejita, media destartalada, y me sumé al enjambre.
Luego de un par de años me mudé a La Reja, donde lo primero que hice fue conseguirme una Playera. Con esa, en la época del CBC, iba hasta la estación de Moreno, que no quedaba tan cerca, la dejaba en la guardería y me tomaba el tren hasta Liniers para terminar en Ciudad Universitaria con el 28. No me quedaba de otra, porque el utimo 26 de La Perlita que iba hasta mi casa salía a las 00:00 de la parada, y yo a esa hora recién bajaba del tren en el anden a una 5 cuadras.
Cuando ya tenía que cursar en Santiago del Estero 1029 (corazón del barrio Norte) me tuve que mudar a capital, obviamente con mi bici. Cabíamos justito en el monoambiente de Yrigoyen y 24 de Noviembre (pleno Recoleta, obvio). En el 2015 llegó Macri, y el monoambiente se tornó impagable, entonces nos mudamos a otro barrio cheto de la capital, Urquiza 1590, esquina Garay (fijate en el mapa). En capital siempre me manejé en bici, porque, eso si, Macri se había encargado de construir las bicisendas para la ciudad verde, donde «En Todo Estás Vos».
De Urquiza 1590 me mudé a 14 de Mayo entre primera y segunda (otra de las ciudades mas verdes de latinoamerica). La Playera se la vendí al Musu antes de mudarme, un compa Venezolano que vivía con nosotros en la residencia. O sea, a Asunción llegué sin bicicleta, cosa que agradezco, porque allí apenas se puede andar caminando. Ahí aguanté unos 7 meses, entre otras cosas, porque nadie puede vivir tanto tiempo en una ciudad donde pedalear sea un parto. Hace casi 5 años estoy en Tañarandy , acá si tengo una bicicleta, usada como todas las anteriores, pero me sirve para ir y volver al mercado, unos 10 km ida y vuelta.
Hay quienes me miran raro, yo supongo que es por la envidia que les debe dar el verme, a mi edad seguir jugando.

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