
25 Feb El gobierno del gran patrón norteamericano
Si hay algo perversamente fascinante del gobierno de Donald Trump es que te desnuda, sin ambages, los intereses estratégicos de Estados Unidos. Lo que está, pero que se lo arropa de “democracia”, “seguridad nacional” o “libre pensamiento”.
Lo de Ucrania es maravilloso. Primero asumió que Estados Unidos puso USD 200.000 millones en el emprendimiento. Léase la guerra. Luego, con todas las letras, exige que se los devuelva con la explotación por parte de las empresas norteamericanas de sus minerales: litio, uranio, titanio…
Lo de Palestina desnuda lo que la elite económica y financiera quiere: que Gaza se convierta en pool inmobiliario de capitales occidentales y que la gente de Palestina quede en Egipto o Cisjordania.
A la migración sin documentos la ha calificado de grupos criminales para deportar a miles y miles de trabajadores.
Tal cual piensan los supremacistas blancos, sucesores de los antiguos migrantes, muchos de ellos tratantes de afrodescendientes o muy cercanos a la eliminación del mundo indígena de esas enormes tierras del norte.
Es, en síntesis, el gobierno del gran patrón, ligado a la especulación financiera y a todo tipo timbas, pero que, en su recorrido, muy distante del discurso “políticamente correcto” de los demócratas, te va descubriendo no solo su forma, si no todas las formas de la expansión de Estados Unidos en el mundo y de la pulsión primaria de la acumulación.
Trump, como toda la elite financiera mundial, todo lo mide en dinero, en costos y ganancias. No existen otros criterios, ni de salud ni medioambientales, no. Money, money. Como en Las Vegas.
La presencia de Trump en el gran universo humano devela esa pulsión por la acumulación que es en sí y perse en la consolidación de Estados Unidos como el imperio más grande que haya habido en el planeta.
En relación con Ucrania, recordemos que, desde Estados Unidos, en el 2016, con un gobierno demócrata, se promovió el golpe de Estado, generando una guerra civil que duró hasta el mismo momento en que Rusia invadió esas tierras. Recordemos que el presidente Biden adelantó que Rusia iba a invadir sabiendo perfectamente que lo iba a hacer para evitar que Ucrania se una a la Organización del Atlántico Norte (OTAN).
Fogonearon la invasión. Y con ello las inversiones, hasta ese momento muy paradas (concentradas durante la pandemia en plataformas digitales y la farmacéutica), volvieron a las armas y al petróleo, cuyo precio subió.
¿Cómo va a terminar la guerra en Ucrania? ¿Cómo quedarán los palestinos? ¿Qué pasará con toda la destrucción de Gaza por manos del Ejército israelí?
Bueno, son cosas que iremos conociendo en los próximos años. Pero de que las fichas del casino están a la vista, pues, ahí están. Es un gran adelanto para el reconocimiento de cómo funcionan, en la realidad, los imperios.
Luego volverán, ya sabemos, “para democratizar” nuestros pueblos.
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