31 Oct Dionisio Borda y su lucha por un desarrollo económico con equidad
Bajo la mirada de Santiago Peña presente en un retrato colgado en la pared de la Cámara de Comercio y Servicios de Ciudad del Este, el economista y exministro de Hacienda, Dionisio Borda presentó un libro con sus memorias de vida, de política y gestión pública en el Estado paraguayo.
Fue como escuchar a un abuelo contando sus historias, esas historias que necesitamos más que nunca conocer. Por alguna extraña razón, no se presentó el libro en la UNE. Tampoco llegaron docentes y estudiantes, cuya presencia se esperó. Sin embargo, la presentación contó con un público diverso integrado por autoridades locales, comerciantes, jóvenes, funcionarios públicos, entre otras personas curiosas por conocer a don Dionisio Borda.
El autor empezó hablando de su pueblo natal, Misiones, de su familia, de cómo empezó sus estudios con mucho esfuerzo, migrando a la capital como muchos jóvenes del Paraguay.
Recordó cuando salió mejor egresado en la universidad pública y por reivindicar su derecho a escribir un discurso con sus propias palabras, suspendieron el acto de graduación en aquellos tiempos de dictadura. Este relato emocionó a su amigo José Carlos Rodríguez, uno de los redactores del emblemático Informe de la Comisión de Verdad y Justicia, quien minutos antes presentó el libro autobiográfico.
Don Borda contó que recibió una medalla de oro en el colegio, entregada por Stroessner y se la dio a su mamá para que la vendiera ante alguna necesidad económica, pero su madre la tenía como un tesoro en su estante de santos.
Estudió en las universidades de Massachussets y Wisconsin en Estados Unidos, donde obtuvo masterado y doctorado. “Estudiamos a Adam Smith, su libro la riqueza de las naciones y yo quería estudiar la pobreza de las naciones”, comentó en modo chistoso.
Al regresar a Paraguay, con un PhD en Economía, no conseguía empleo y trabajó como encuestador con el sociólogo Tomás Palau. Andaba en su búsqueda, cuando decidió dar el paso de su vida y entrar a la gestión pública. Acompañó los primeros pasos de la creación de la Comisión Bicameral de Presupuesto en el Congreso Nacional. “Quería ayudar al país, no me arrepiento de entrar a la función pública”, expresó.
Con relación a su paso como ministro de Hacienda de los presidentes, Nicanor Duarte Frutos (ANR) y Fernando Lugo (APC), dijo: “Los dos gobiernos fueron desafíos enormes”. Quería que el Ministerio de Hacienda no se llene de gestores e insistía en la formación y responsabilidad de los funcionarios públicos. “Entré con un equipo, porque sólo me van a tragar. Nadie es tan poderoso para generar un cambio solo. La gente decía: este tipo no va a durar un mes», comentó.
Cuando entró al Ministerio de Hacienda, había atrasos en el pago de salarios y la caja estaba vacía. Le dijo a Nicanor: “Necesitamos hacer cirugía mayor, estamos en terapia intensiva. Enfrentamos una crisis económica, fiscal, social…” Y logró que el presidente lo escuchara y gestaron acuerdos, que lograron que Paraguay enfrentara con éxito su crisis. Y entonces, volvió a ser ministro en el gobierno posterior, el primero de la alternancia en la frágil democracia paraguaya.
“Se pudo lograr una estabilidad macroeconómica, pero necesitamos dar un salto. Pensar en el desarrollo económico y bienestar para todos, un desarrollo económico con equidad. Necesitamos diversificar, no solo crecimiento económico. Mejorar la distribución de la riqueza, cuidar el medioambiente y la biodiversidad”, expresó.
Cerró su presentación con un mensaje de optimismo, con un mensaje a los jóvenes, invitándoles a formarse, involucrarse y trazarse metas a corto, mediano y largo plazo.
Y me quedó una frase: “No basta la capacidad, se necesita integridad”.
Este señor dejó el Ministerio de Hacienda con el mismo vehículo con el que entró, no se enriqueció a costa del Estado y expresó que esa es su mayor satisfacción, poder salir a la calle, caminar tranquilo y que la gente lo recuerde bien.
Finalmente, sólo quiero expresar mi gratitud a don Dionisio Borda, por su forma de vivir y por contarlo, porque existimos personas en este país, que seguimos creyendo que no todo está perdido y personas como él nos inspiran a seguir.
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