Dionisio Borda y su lucha por un desarrollo económico con equidad

Bajo la mirada de Santiago Peña presente en un retrato colgado en la pared de la Cámara de Comercio y Servicios de Ciudad del Este, el economista y exministro de Hacienda, Dionisio Borda presentó un libro con sus memorias de vida, de política y gestión pública en el Estado paraguayo.
Fue como escuchar a un abuelo contando sus historias, esas historias que necesitamos más que nunca conocer. Por alguna extraña razón, no se presentó el libro en la UNE. Tampoco llegaron docentes y estudiantes, cuya presencia se esperó. Sin embargo, la presentación contó con un público diverso integrado por autoridades locales, comerciantes, jóvenes, funcionarios públicos, entre otras personas curiosas por conocer a don Dionisio Borda.
El autor empezó hablando de su pueblo natal, Misiones, de su familia, de cómo empezó sus estudios con mucho esfuerzo, migrando a la capital como muchos jóvenes del Paraguay.
Recordó cuando salió mejor egresado en la universidad pública y por reivindicar su derecho a escribir un discurso con sus propias palabras, suspendieron el acto de graduación en aquellos tiempos de dictadura. Este relato emocionó a su amigo José Carlos Rodríguez, uno de los redactores del emblemático Informe de la Comisión de Verdad y Justicia, quien minutos antes presentó el libro autobiográfico.
Don Borda contó que recibió una medalla de oro en el colegio, entregada por Stroessner y se la dio a su mamá para que la vendiera ante alguna necesidad económica, pero su madre la tenía como un tesoro en su estante de santos.
Estudió en las universidades de Massachussets y Wisconsin en Estados Unidos, donde obtuvo masterado y doctorado. “Estudiamos a Adam Smith, su libro la riqueza de las naciones y yo quería estudiar la pobreza de las naciones”, comentó en modo chistoso.
Al regresar a Paraguay, con un PhD en Economía, no conseguía empleo y trabajó como encuestador con el sociólogo Tomás Palau. Andaba en su búsqueda, cuando decidió dar el paso de su vida y entrar a la gestión pública. Acompañó los primeros pasos de la creación de la Comisión Bicameral de Presupuesto en el Congreso Nacional. “Quería ayudar al país, no me arrepiento de entrar a la función pública”, expresó.
Con relación a su paso como ministro de Hacienda de los presidentes, Nicanor Duarte Frutos (ANR) y Fernando Lugo (APC), dijo: “Los dos gobiernos fueron desafíos enormes”. Quería que el Ministerio de Hacienda no se llene de gestores e insistía en la formación y responsabilidad de los funcionarios públicos. “Entré con un equipo, porque sólo me van a tragar. Nadie es tan poderoso para generar un cambio solo. La gente decía: este tipo no va a durar un mes», comentó.
Cuando entró al Ministerio de Hacienda, había atrasos en el pago de salarios y la caja estaba vacía. Le dijo a Nicanor: “Necesitamos hacer cirugía mayor, estamos en terapia intensiva. Enfrentamos una crisis económica, fiscal, social…” Y logró que el presidente lo escuchara y gestaron acuerdos, que lograron que Paraguay enfrentara con éxito su crisis. Y entonces, volvió a ser ministro en el gobierno posterior, el primero de la alternancia en la frágil democracia paraguaya.

Dionisio Borda y la autora de este artículo, Sofía Masi Verón

“Se pudo lograr una estabilidad macroeconómica, pero necesitamos dar un salto. Pensar en el desarrollo económico y bienestar para todos, un desarrollo económico con equidad. Necesitamos diversificar, no solo crecimiento económico. Mejorar la distribución de la riqueza, cuidar el medioambiente y la biodiversidad”, expresó.
✨Cerró su presentación con un mensaje de optimismo, con un mensaje a los jóvenes, invitándoles a formarse, involucrarse y trazarse metas a corto, mediano y largo plazo.
Y me quedó una frase: “No basta la capacidad, se necesita integridad”.
Este señor dejó el Ministerio de Hacienda con el mismo vehículo con el que entró, no se enriqueció a costa del Estado y expresó que esa es su mayor satisfacción, poder salir a la calle, caminar tranquilo y que la gente lo recuerde bien.
Finalmente, sólo quiero expresar mi gratitud a don Dionisio Borda, por su forma de vivir y por contarlo, porque existimos personas en este país, que seguimos creyendo que no todo está perdido y personas como él nos inspiran a seguir.

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