“Carmen Coraje”, retrato de una mujer sin cobardía

A propósito de «Carmen Coraje», obra de Raquel Rojas, protagonizada por Carmen Briano. Tiene funciones los próximos 4,5 y 6 de octubre en el Arlequín Teatro.

Por Genaro Riera Hunter

¿Que vi en la obra?  Vi a una mujer que carecía de cobardía.

“Tengo que escribir para no olvidarme”. Jamás quiso olvidar, solo reconocer, asumir, consentir su posición mas intima como mujer, política y artista.

Escribo, escribo, dice. Vive, en la cárcel, su mundo imaginario para su protección, fue su recurso. Una buena decisión para no ceder.

Tengo que resistir, fue el eje de su pensamiento gobernado por su Eros. Por el humor y su coraje triunfó sobre cualquier depresión melancólica posible; por esa posición subjetiva pudo sobrevivir en las condiciones en que estaba.

Fue escribir, escribir para alguien, razón del poeta, su forma de saltar una angustia impotentizante. Puedo, puedo, puedo, piensa y grita. Ese poder es el poder de su deseo con-sentido. Puede porque desea. Vivo y quiero seguir viviendo en tu amor, dice en un momento dado y muestra así esa voluntad clara y decidida a no renunciar.

Ese reconocimiento, ese consentimiento de su deseo gozado fue el principio psíquico de su sobrevivencia. Es así en que ve, por ejemplo, un sentido al silencio impuesto y lo usa para la escritura; una escritura no de pura angustia sino mezclada con el sentido para que el lector haga la experiencia de identificación con su mensaje.

Es el consentimiento de estar satisfecha lo que le da coraje. ¿Entonces, cuando se tiene coraje? La obra nos muestra todo el tiempo. Carmen carece de cobardía. La cobardía se refiere a la persona que retrocede a su bien decir. Retrocede y no quiere saber de su historia, de sus sentimientos, de sus ideales, de sus goces oscuros ni, por sobre todo, de su deseo.

El suicidio psíquico (como lo llamo a este tipo de acto) de Carmen, es un momento especial de la obra, es un suicidio que nos enseña algo. En primer lugar, es psíquico porque su acto fue real y si se salvo fue por contingencia, pero su acto fue verdadero. ¿Y que nos enseña? Si se sigue la obra, nos enseña que el suicidio se da, y Carmen lo dice, cuando el sujeto se encuentra borrado, siempre rectificado, cuando no existe más para el otro, cuando el sujeto ha perdido su palabra.

El acto suicida nos enseña lo importante que es la palabra y en la historia de esta poeta es más que evidente. La obra “Carmen Coraje” es un trabajo de Raquel Rojas muy acabado y por eso permite hacer rondas de análisis sobre el valor de la palabra y la importancia de la resistencia para no sucumbir en la tristeza.

Comentarios

.
Sin comentarios

Sorry, the comment form is closed at this time.

.