¿El Paraguay es una República independiente?

En el contexto del modelo económico de dependencia y el acaparamiento del principal factor de producción del país –la tierra–, conversamos con el historiador Hugo Mendoza sobre el Paraguay “independiente” de nuestros días.

Este 14 y 15 de mayo se cumplen 206 años de la Revolución de 1811. Aunque sigan las controversias en torno a las fechas en que efectivamente se funda la República independiente, la intimación al gobernador español Bernardo de Velasco y la formación del triunvirato como gobierno provisional, del que formó parte el mismo Velasco, han quedado marcados como los hechos centrales.

A más de dos siglos de estos acontecimientos y remitiéndonos al postulado francista de que no existe independencia política sin independencia económica, cabe plantear la pregunta sobre hasta qué punto el Paraguay puede ser considerado en el presente una República independiente y soberana.

En este sentido resulta inevitable remitirnos a unas estadísticas que, además de desactualizadas, se han convertido en un lugar común para graficar la desigualdad existente en el país. El Censo Agropecuario de 2008 arrojó que el 85,5% de las tierras están acaparadas por el 2,6% de las fincas de 500 o más hectáreas.

Sobre estos números, el economista Luis Rojas Villagra, en un artículo publicado en el informe Con la Soja al cuello 2016 de Base Investigaciones Sociales, señala que “los datos reflejan la clara tendencia verificada durante el periodo denominado de transición a la democracia, que ha llevado a una mayor concentración de la tierra, y por sus consecuencias, a una menor democracia social y económica. Desde el último censo agrícola han pasado 8 años ((9 años al 2017) de mucha dinámica socioeconómica y demográfica, pero desde entonces no se ha realizado otro estudio a nivel nacional que permita actualizar la situación de tenencia de tierras”.

sojaA esto se añade que la mayor parte de la tierra cultivable está en posesión de extranjeros, dedicados fundamentalmente a la producción de soja y ganado para la exportación. Es decir, en nuestro país prima un modelo económico de desarrollo hacia afuera con producción de commodities para los mercados internacionales. Esto implica que cada vez menos superficie de tierra sea empleada para la producción de alimentos destinados a satisfacer las demandas del mercado local.

En el contexto de las celebraciones por el aniversario de la Revolución del 14 y 15 de Mayo de 1811, conversamos con el historiador Hugo Mendoza, coordinador de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Entre otros puntos, en este diálogo señala que es preciso recuperar los principios de aquella primera República y subraya la necesidad de que la universidad cuente con mayores recursos para la investigación a fin de avanzar hacia el desarrollo científico y tecnológico.

-¿Hasta qué punto puede afirmarse que en el presente el Paraguay es una República independiente?

–Hay que tener en cuenta un elemento histórico elemental. La América del Sur de ahora no es la que existía en 1811. Entonces se trataba de un virreinato que se estaba disgregando y en el que Buenos Aires quería imponer su autoridad sobre las demás provincias. Sin embargo, el Paraguay tuvo cuadros dirigentes muy decididos y de esa manera consiguió mantener su soberanía por mucho tiempo.

Pero también con la Guerra de la Triple Alianza pagamos caro esa osadía de querer separarnos de Buenos Aires. El Paraguay se mantuvo firme como República pese a que teníamos dos grandes vecinos, Brasil y Argentina, que querían absorbernos. Después de la Guerra Grande nos convertimos en un protectorado de la Alianza que, según mi punto de vista, continúa hasta nuestros días.

-¿Cómo afecta el régimen de propiedad, por ejemplo la tenencia de la tierra, sobre una República que pretende ser independiente?

–Y eso también tiene un trasfondo político, que ha tenido como resultado un sistema en el cual persisten pocos ricos y muchos pobres. Durante la dictadura de Alfredo Stroessner se privilegió a un grupo de personas y esos fueron acaparando grandes extensiones de tierras. Se les fue sacando a los campesinos del campo. A más de ello hubo un acuerdo entre Stroessner y el Brasil para el ingreso de los colonos brasileños. Y todo esto termina en un proceso  cuyo resultado es que la mayor parte de las tierras estén en manos de extranjeros.

–¿Qué políticas de Estado se deberían implementar para avanzar hacia mayores grados de autonomía e independencia?

–El Paraguay debería mirar hacia esa primera República, hacia ese principio irrenunciable de soberanía. Durante los gobiernos de Gaspar Rodríguez de Francia y de los (Carlos Antonio y Francisco) López, nosotros éramos dueños de nuestro destino aun con la gran presión que ejercían Brasil y Argentina. Pero luego con un país destruido con la Guerra de la Triple Alianza por supuesto que no podíamos tener ningún tipo de libertad ni soberanía. Es preciso fortalecer el Estado y avanzar hacia el desarrollo económico con gente honesta. Este es uno de los grandes problemas. Los Aliados mismos alentaron y pusieron gobiernos corruptos, algo que aún no hemos podido subsanar.

Los países que van a emerger en el futuro son los que produzcan mayor cantidad de energía. En cambio, en la actualidad los países más pobres de América del Sur son los que tienen excedentes de energía, que son Paraguay y Bolivia. Y eso se debe a las presiones geopolíticas que traban nuestro desarrollo. Esa gran fuente de energía eléctrica que tenemos puede ser determinante para nuestra potencialidad económica en el futuro.

–¿Quiénes se benefician a nivel interno con esta situación de dependencia?

–Hay una élite política que se ha mantenido en el poder durante mucho tiempo. Estos aliados del capital extranjero mantienen en la pobreza al resto de la población. Necesitamos justamente una independencia de esta oligarquía política, una renovación de liderazgos políticos. Pero esto también llevará su tiempo y el pueblo deberá ir aprendiendo a saber elegir.

–¿Qué papel debería cumplir la universidad en pos de la construcción de un país verdaderamente independiente?

–La universidad debe contribuir con la producción de conocimientos. Y para eso necesita de mayores recursos. La investigación cuesta mucho dinero. Estamos en la era del conocimiento y si no hay una decisión de invertir en la universidad para que produzca conocimientos, nos quedaremos atrás. Y más aún si no tenemos grandes empresas que inviertan en investigación, la universidad será la única que podrá hacerlo para que el país pueda despuntar. La universidad cuenta con pocos recursos y si no tenemos desarrollo científico y tecnológico, no vamos a progresar.

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