La supervivencia tras la caída en Los Andes ¿fue una experiencia de salud mental comunitaria?

Por Agustín Barúa Caffarena*

Ayer retomé la lectura de “Una Guerra total: Paraguay 1854 – 1870” (Luc Capdevila) para la investigación de este año, sobre trauma transgeneracional y Guerra Contra la Triple Alianza. Pero no me concentro.

Vi ya 4 veces “La sociedad de la nieve”, la nueva película sobre lo que pasó tras la caída de aquel avión uruguayo en los Andes en 1972.

Devoro toda entrevista, videíto.

No se que me pasa. Sospecho una conexión con mis muertes y mis abandonos. No sé.

Imagen de archivo, tomada desde uno de los helicópteros en el momento de divisar a los sobrevivientes.

Posteo y controversia

Posteé sobre la peli hace unos días que, lo que vivieron, fue una experiencia valiosa de salud mental COMUNITARIA, así, con mayúsculas.

Entonces Débora Gribov, respetada compañera uruguaya -resaltando la necesidad de historizar, problematizar y cuestionar aquello sucedido- lo cuestionó, básicamente por:
. lo privilegiado de los sobrevivientes: de barrio y colegio élite de Montevideo, de familias extremadamente adineradas, con cuerpos que -a más de juveniles- estaban muy entrenados.

. el uso posterior de la experiencia en los Andes, promoviendo una perspectiva ideológica individualista, a lo “él que quiere: puede”, colonizadora, fuertemente extendida hoy.

. a Netflix como un productor y difusor cultural, sostenedor y reproductor tanto de valores e intereses capitalistas, como de la dominación imperialista estadounidense.

Estos 3 puntos explicarían porque la experiencia no podría ser ejemplo de lo comunitario.

Si bien, en mi primera publicación estaban ausentes, coincido con estas 3 reflexiones. Pero sigo pensando que lo que aconteció tiene valor desde la salud mental comunitaria.

¿Qué hace que una experiencia sea «comunitaria»?

Entiendo lo comunitario, no como lo vecinal, sino como cierto tipo de lazos o vínculos sociales donde hay reconocimiento, cuidado y sentido, colectivos, compartidos y recíprocos.

Pueden darse, tanto entre chespiritos en los pasillos de la cárcel de Tacumbú, como entre descendientes de familias oligárquicas accidentados en medio de la nieve. Creo que necesitamos esta amplitud para reconocer lo comunitario.

Incluso esta es una buena chance de decirles, a las élites del mundo (de ahí que escuchen, es otro tema) que, lo que salva, es lo comunitario. Y esta vez no lo dice el Che: lo dicen sus hijos sobrevivientes.

Los aviones que se caen sin rescate alguno

Finalmente, no por reconocer el valor de aquella experiencia de estas 16 personas, desconocemos que

en los bañados de Asunción,

en las comunidades indígenas del Chaco,

en los asentamientos precarios del Departamento Central de campesinos expulsados de sus tierras por el latifundio del agronegocio:

el avión, cae todos los días, hace siglos.

Y Netflix, nunca se entera.

*Es psiquiatra comunitario; Psicoterapeuta, creador de la Clínica placera e investigador en Salud Mental Comunitaria y Antropología

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