Por la Defensa Costera, nuestras raíces no se negocian

Por Carmen Castillo* 
Estoy en el barrio desde que di mis primeros suspiros, nací en la casa en la que vivo actualmente. Aquí tenemos una doble identidad: campesino/urbana. Muchas de nuestras familias se mudaron a la ciudad hace más de 100 años en busca de otras posibilidades y aún mantenemos costumbres como la cría de gallinas, cerdos, etc. También mantenemos la costumbre del “jopoi” como decimos nosotros, que significa que si tengo la posibilidad de darle un pedazo pan a mi hermano, le doy, y mi hermano si tiene yerba para tomar mi terere, me invita. Por eso es importante el sentido de pertenencia, porque yo sé que si me falta algo o estoy mal, mi vecina o mi vecino van a estar siempre a mi lado, es mi segunda familia, yo estoy segura en mi comunidad, y eso es algo que no se ve en otros lugares.

Las problemáticas que tenemos son acerca de la tenencia de las tierras, acá el problema no es de vivienda: es de seguridad territorial. No queremos que la crecida del Rio Paraguay afecte a ninguna vivienda más, no sabemos cuánto va a tardar en bajar. Por otro lado, en octubre vuelve la crecida, si el río no vuelve a su nivel normal, esto va a repetirse y serán más las familias afectadas. La mitad del barrio está afectado por la crecida y la otra mitad seguimos resistiendo al lado del río, mientras los demás están en refugios que la gente misma se fue construyendo, sin ninguna colaboración real del Estado.

El gobierno impulsa el proyecto de la Franja costera, que significa el relleno total de las tierras; un relleno hidráulico para elevar el terreno y ahí “construir los nuevos barrios”. La Defensa Costera es el proyecto que apoyamos y pedimos que se acepte, se trata de ponerle las salidas de agua a la Avenida Costanera, con compuertas y un sistema de bombeo para que cuando llueva pueda drenar el agua hacia el río, y si llega a subir el río se puedan cerrar las compuertas para que no acceda el agua y que el barrio esté protegido, esa es la diferencia: el proyecto del relleno hidráulico nos ningunea, no nos tiene en cuenta, busca que de las tierras recuperadas el 50% vaya a la especulación inmobiliaria, el 20% para la ocupación urbana y el 30% para espacios verdes, que en realidad no va a usufructuar el ciudadano común de Asunción. No es nada lógico que se quiera ubicar al 25% de la población de Asunción en ese 20% de terreno, porque eso significa expulsión, significa migrar a otras zonas, otros países, es prácticamente expulsarte de tu tierra.

Cuando el gobierno firmó la segunda etapa de la Franja Costera, nosotros instalamos una carpa de resistencia diciendo “Paren, acá hay familias, acá hay viviendas”; ¿cuál es la respuesta a ese problema? Expulsión e indemnización directa. Para nosotros la regularización es lo importante, entonces en ese contexto se fue hablando de que a las familias afectadas se las puede reubicar en la zona, pero ya hace tres años que pasó esto y la gente sigue en campamentos provisorios, no existe ningún documento que realmente garantice una fecha de inicio para la construcción de un nuevo barrio.

Ya no queremos participar de mesas de trabajo que terminan en pura discusión y ninguna acción, lo que exigimos ahora es la ejecución de nuestro proyecto.

¡Arriba la Defensa Costera,
y abajo la impunidad!

*Vecina y dirigente del barrio María Auxiliadora, bañado norte

Publicado originalmente en La Garganta Poderosa Paraguay

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