La prensa, ¿va camino a su inexorable extinción?

Por Alberto Alderete

Ya no hay duda de que ha llegado el fin de la prensa escrita, y que en algunos años el papel no será más que nostalgia. Muchos periódicos de alcance mundial han visto bajar considerablemente sus tiradas por la falta de ventas y por ende el retiro de la publicidad y avisos diversos, causando la bancarrota y el cierre de muchos. Otros, han  mudando a la edición digital, como estrategia vital para sobrevivir. Sin embargo, la crisis no sólo es de la prensa de papel sino de la prensa misma, tal como la conocemos, y el aumento de la suscripción de la edición digital soluciona sólo una parte de esa crisis existencial, debiendo la prensa reinventarse, de lo contrario no podrá detener su marcha inexorable hacia su extinción.

En los Estados Unidos, el Washington Post y el New York Times por citar los más grandes, lograron aumentar las suscripciones de sus ediciones digitales, pero la tendencia del declive de su poder de incidencia han quedado de manifiesto en el hecho de que pese a sus esfuerzos, Donald Trump fue elegido como Presidente; aguantó sufrida e impotente la agresión y la amenaza de éste; no tuvo la fuerza de décadas anteriores para contribuir a detener la política autoritaria, totalizante y corrupta de su gobierno, pese a los cuales Trump siguió teniendo una alta popularidad, a tal punto que perdió las elecciones por pocos votos. Y pese a sus denuncias sistemáticas, Trump salió impune de su intento de auto golpe de estado, al ser sobreseído por la cámara de Senadores. Ciertamente, no se quiere cifrar en la prensa todas las expectativas para solucionar todos aquellos problemas, pero en otras épocas, sí hubiera logrado una mayor incidencia. En el Reino Unido el poder de incidencia de la prensa contra el “Brexit” fue también relativo.

En nuestro continente podemos ver el caso de la Argentina, en la que la prensa como Clarín y La Nación emprendieron una agresiva campaña a favor de la elección de Mauricio Macri, pero éste perdió las elecciones en el 2019. En Brasil, Jair Bolsonaro está enfrentado a los grandes medios de comunicación como O Globo o Jornal de Sao Paulo u O estado de Sao Paulo, pero la popularidad de Bolsonaro si bien ha disminuido un tiempo, volvió a recuperar, pese a su criminal conducción de la política sanitaria de la pandemia.

Este es el punto central que marcará la sobrevivencia o la desaparición de la prensa, porque en esencia  su razón de ser es el de ejercer  el rol de cuarto poder, el cual no forma parte de los tres poderes del estado (ejecutivo, legislativo y judicial), pero que ejerce la función de contralor del estado, no sólo en el aspecto administrativo sino en todos las dimensiones de la función pública, a la vez de expresar los intereses de la sociedad. El rol de “intermediario” que ejerce la prensa entre el gobierno y la ciudadanía, también es otra función que se ha visto mermada y la tendencia es decreciente. El rol de informador  que tiene la prensa está también disminuida.

La era digital, Internet, las redes sociales y el teléfono celular son las causas de la crisis existencial de la prensa. La comunicación y la información tal como se ha mantenido por más de 100 años han cambiado a ritmos acelerados. Tiene que ver con el tiempo y el medio que las personas dedican para informarse. La gente ya no se informa sentándose  a leer el periódico papel, hojeando todas sus secciones, sino que se informa por el teléfono celular en el micro, en la fila del supermercado, en la parada del ómnibus o en la calle, y el tiempo que le dedica a leer la información es de sólo unos segundos.

El público consumidor de las noticias de los periódicos, hoy es generador de informaciones. La generalización del teléfono celular hizo que cualquier persona pueda dar información o recibirla de cualquier parte del país o del planeta, en tiempo casi real o a veces en tiempo real. Ciertamente la información que recibe es de baja calidad, pero eso no le importa mucho a la gente. Esta recibirá la información, la procesará como mejor le parezca y sacará sus conclusiones.

La suscripción a un diario digital tiene un precio, las redes, no. La velocidad de la información generada en las redes es instantánea y sus fuentes son  diversas y de cualquier parte; el periódico digital sin embargo es mucho más lento, recibe la información de sus agentes, la procesa y luego de su autorización la publica. El diario digital debe mantener un plantel de personal calificado, pagar gastos fijos de funcionamiento; las informaciones de las redes son gratuitas. Los diarios digitales reciben las informaciones de sus agentes, pero ante la imposibilidad de tener agentes en todas partes, no son los periodistas los que generan las noticias, sino que muchos de ellos copian o reproducen el contenido ajeno de las redes sociales.

Sin embargo, la desaparición de la prensa tendrá graves consecuencias en la democracia y la libertad, y su importancia comenzaremos a valorar cuando ella haya desaparecido. Porque las informaciones generadas y difundidas en las redes sociales son trolls, manipulados por grupos de distinta índole, políticos, religiosos, culturales, sanitarios, etc con el objetivo de mentir, desinformar, crear corrientes de opiniones antidemocráticas, racistas y discriminatorias. Hay centenas de grupos trolls que operan desde Rusia, China, en Estados Unidos, en Brasil, etc  de acuerdo a los temas que quieran difundir y se leen en los celulares con identidades falsas sin que uno se dé cuenta.

La sobrevivencia de la prensa está amenazada mortalmente, la versión en papel tiene certificado de defunción, y la edición digital por el momento no salva a la prensa de su principal razón de ser: servir de cuarto poder. Es necesario que la prensa encuentre su reinvención por el bien de la democracia y la libertad. La prensa tiene sus defectos obviamente, pero sus virtudes sobrepasan a aquellos, y su extinción sólo beneficiará a los corruptos, a los antidemocráticos, a los terroristas, a los extremistas y violentos de ultra derecha, los cuales son especialistas en crear desinformaciones a través de las redes sociales. La prensa, con su innegable gravitación positiva  en la sociedad contemporánea  deberá superar la difícil prueba de la supervivencia, testimoniando una vez más su capacidad de resistir a las adversidades, dictaduras y persecuciones. Hoy, la tecnología y la era digital, tal vez no sean obstáculos sino oportunidades para reafirmarse y seguir luchando por un mundo más democrático y mejor.

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