
13 Dic La emancipación de la mujer y otros logros de la Revolución Bolchevique
Celeste Houdin y Alhelí González
La historia universal, escrita desde una perspectiva machista, ha negado e invisibilizado la participación y el protagonismo de las mujeres en los grandes procesos de transformación social, al respecto, ya Engels expresaba que, “la transformación del matriarcado en patriarcado fue una de las revoluciones más radicales de la historia de la humanidad. El derrocamiento del derecho materno fue una derrota histórica del sexo femenino. El hombre se apoderó de las riendas del gobierno e incluso de la casa, y la esposa fue privada de su posición estimada, fue esclavizada, convertida en una esclava de los deseos de éste, en un simple medio de reproducción”[1]. La historia la escriben los vencedores con la sangre de los vencidos, y la historia, desde esta gran derrota, ha confinado a la mujer a la posición de mera “acompañante”, despojando al movimiento de mujeres de sus banderas y luchas.
La gesta revolucionaria en la Rusia del siglo XIX fue lidera principalmente por las mujeres. De 1904 a 1905 tuvo lugar la guerra imperialista ruso – japonesa, con el propósito de extender los dominios del imperio ruso. Los costos de esta conflagración recayeron en las espaldas de obrerxs, campesinxs, de la población históricamente excluida y oprimida del pueblo ruso, tal es así, que en 1905 tuvo lugar una manifestación pacífica frente al palacio de invierno, liderada por las mujeres trabajadoras, que exigían al zar Nicolás II que se garantizaran al menos el pan y el trabajo. La respuesta del absolutismo ruso fue aplacar la manifestación a sangre y fuego, hecho que quedó registrado en la historia como el “domingo sangriento”.
La convulsionada sociedad rusa estuvo marcada por grandes huelgas y manifestaciones, en las que el papel de las mujeres fue protagónico, es así, que no se registran actas de las huelgas, en las que no estuvieran las reivindicaciones de las mujeres, tales como el derecho a la licencia por maternidad, igual salario por igual trabajo, entre otras.
El movimiento bolchevique izó las banderas de las reivindicaciones de las mujeres, tal es así que para los y las bolcheviques, la emancipación de la mujer de las cadenas de la doble opresión a la que es sometida dentro del sistema capitalista patriarcal era y es fundamental. En ese sentido, los y las bolcheviques sostenían intensos debates en el seno de la organización, concluyendo que;
- La emancipación de las mujeres era la tarea central de la revolución
- Las mujeres sólo podrán emanciparse mediante su incorporación a la producción social y no por una reconsideración instituida legalmente del valor del trabajo doméstico
- La eliminación del trabajo doméstico era esencial para la incorporación de las mujeres en la esfera productiva
Como es conocido, tal vez por muchos/as, la revolución bolchevique que culmina con la toma del poder por parte de la alianza obrero – campesina en octubre de 1917 bajo la dirección de V. I. Lenin, se inició en febrero, con la movilización de las obreras textiles que decidieron conmemorar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora con una huelga general. Dentro del sector manufacturero, el ramo textil era en el que registraban los mayores índices de explotación, las obreras textiles eran sometidas a jornadas laborales superiores a las 16 horas, sin percibir el mismo salario que los hombres, sin derecho a licencia por maternidad ni el de amamantar a sus hijas/os.
Igualmente, es preciso señalar, que el día internacional de la Mujer Trabajadora y de la Paz, nace como propuesta de la militante bolchevique Clara Zetkin, quien en el Congreso Femenino Internacional, realizado en Copenhague en 1910, propone fijar una fecha para conmemorar las luchas de las mujeres por su emancipación, Zetkin inició su militancia política en el Partido Socialdemócrata Alemán y era una convencida de que la victoria del socialismo supone la emancipación de la mujer y que sin la participación de las mujeres trabajadoras esa victoria era imposible.
Lenin,: publicaba el 8 de marzo de 1921, en el Numero 51 de Pravda,[2] elementos teóricos, políticos, y prácticos del proceso de emancipación de las mujeres iniciado con la Revolución: La obrera y la campesina son oprimidas por el capital, y además, incluso en las repúblicas burguesas más democráticas no tienen plenitud de derechos, ya que la ley les niega la igualdad con el hombre. Esto, en primer lugar, y en segundo lugar -lo que es más importante-, permanecen en la «esclavitud casera», son «esclavas del hogar», viven agobiadas por la labor más mezquina, más ingrata, más dura y más embrutecedora: la de la cocina y, en general, la de la economía doméstica familiar individual. La revolución bolchevique, soviética, corta las raíces de la opresión y de la desigualdad de la mujer tan profundamente como no osó cortarlas jamás un solo partido ni una sola revolución en el mundo. En nuestro país, en la Rusia Soviética, no han quedado ni rastros de la desigualdad de la mujer y el hombre ante la ley. Una desigualdad sobremanera repulsiva, vil e hipócrita en el derecho matrimonial y familiar, la desigualdad en lo referente al niño, ha sido eliminada totalmente por el Poder soviético. Esto constituye tan sólo el primer paso hacia la emancipación de la mujer.
Incansables mujeres se dedicaron a trabajar ante y después de la Revolución este proceso de emancipación. Una de las principales figuras femeninas de la revolución bolchevique fue sin duda Aleksandra Kollontai, gran intelectual del movimiento bolchevique, quien sostenía que la opresión de la mujer estaba dada por tres elementos fundamentales: la maternidad, el trabajo doméstico y el matrimonio.
Las ideas de Kollontai se reflejaron posteriormente en todo el despliegue de políticas públicas destinadas no solo a mejorar la calidad de vida de la población femenina sino de lograr su emancipación en los aspectos jurídicos, políticos y económicos.
Asimismo, recordar el papel fundamental de Nadezdha Krúspkaya en la formación y la lucha contra el analfabetismo que afectaba principalmente a las mujeres, cifras alarmantes nos dan cuenta de lo heredado por los bolcheviques, el 88% de la población femenina era analfabeta y su esperanza de vida alcanzaba apenas los 33 años. Nadezdha dedicó su vida a la formación cultural y política de las mujeres soviéticas, coordinó la institución de un sistema nacional de bibliotecas que incluían textos destinados a las obreras, campesinas y comunistas, logrando erradicar el analfabetismo e instruir a las mujeres para que ocuparan los cargos públicos en el nuevo Estado surgido de la revolución.
Entre los principales logros del primer Estado obrero – campesino señalamos algunos, a saber:
- Electrificación de toda Rusia gracias al primer plan nacional de desarrollo diseñado por Lenin denominado PLAN GOELRO.
- Nacionalización de las tierras
- Desempleo cero
- Igualdad salarial entre hombres y mujeres
- Implementación del primer sistema universal y público de acceso a salud y a la educación gratuitas
- Despenalización del aborto y la homosexualidad
- Institución de la jornada laboral de 7 horas y 6 horas para técnicos calificados
- Pago de vacaciones por un mes
- Socialización de las tareas domésticas a través de la institución de lavanderías populares, comedores y guarderías
- Implementación del primer plan de seguridad social a nivel mundial
- Desarrollo de un aparato productivo sin precedentes que llevó a la URSS a la conquista del espacio y al desarrollo de la ciencia y la técnica, junto con la creación de los primeros dispositivos portátiles de comunicación, entre otros.
- Baja por maternidad, desde el inicio del embarazo y un año tras el parto con goce de sueldo.
- Baja por enfermedad con 100% de goce de sueldo.
La Unión Soviética, liderada por los y las bolcheviques representó un punto de inflexión en la historia de la humanidad, señaló el camino a seguir por la clase trabajadora, hombres y mujeres unidos. El primer Estado obrero – campesino demostró no solo que la gestión del capital y sus procesos de acumulación eran más eficientes en manos estatales, sino que las trabajadoras y los trabajadores son capaces de tomar las riendas de su vida, las riendas del Estado y llevar adelante un proceso de emancipación de la sociedad en su conjunto. A cien años de la primera gesta revolucionaria que marcara un antes y un después en la historia reciente de la humanidad, decimos, “ante la miseria del presente, traigamos el futuro de vuelta”.
La revolución, instaló en la vida cotidiana tanto en la esfera privada como pública, una simiente sin retorno, el desafío de construir una sociedad con hombres y mujeres nuevas,. Es posible sentir a 100 años de gesta trascendental, la profunda convicción de que un proceso revolucionario necesariamente debe cuestionar también las relaciones de subordinación que se dan en la esfera privada.
La lucha contra el sistema capitalista/patriarcal sigue vigente. Vale la pena recuperar la historia y la impronta que esta revolución instala al enfrentar este binomio de explotación y dominación.
Notas
[1] F. Engels, “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Editorial Ciencias Sociales – La Habana. 1980
[2] Pravda (La Verdad en ruso)). Periódico bolchevique, utilizado en forma estratégica para generar conciencia en la clase trabajadora. Konkordiya Samoilova, (Natasha), fue editora y fundadora del periódico del partido, Pravda.
Foto: youbioit.com
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