Israel y la guerra contra el Pueblo Palestino: una acción fuera de todo límite

Por Hugo Ruiz Díaz Balbuena*

Qiao Liang, autor del libro La guerra fuera de todo límite o Guerra sin límites o Guerra irrestricta, describe bien la naturaleza misma de la violencia de la guerra contemporánea.

Se trata del uso de la violencia armada, pero también de la utilización de una variedad de medios no militares. Entre éstos, la guerra hegemónica, sofisticada, por cierto, como uno de los métodos: Es la Guerra sucia Hegemónica.

La Guerra hegemónica- por medio de “análisis serios”, de “expertos en relaciones internacionales”, de “objetivos historiadores”, de discursos de “comunicadores objetivos”- presenta a nivel mundial, con la repetición invasiva, una visión totalitaria, única.

Esta guerra hegemónica sucia, es aplicada en el caso del agresor israelí contra Palestina, pero dentro de la actual disputa por un mundo más democrático, más heterogéneo.

La víctima primera de la violencia colonial y colonialista de Israel, de Estados Unidos, de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la Unión europea en vasallaje; es la Verdad (Así, con mayúsculas).

La mentira propagada en forma constante, se vuelve la “única verdad”.

Se invoca el Derecho allá donde se adapta a los intereses de dominación. Y allá donde el Derecho es un obstáculo, se crean o inventan nuevas reglas (derecho de intervención, derecho de intervención humanitaria, derecho de intervención democrática, lucha contra el terrorismo, etc.).

Las empresas y empresarios privados de comunicación pro- norteamericanos y pro- israelíes, obvian intencionalmente que la Comunidad internacional en su conjunto condenó y sigue condenando la agresión israelí, así como los crímenes internacionales cometidos contra los palestinos.

Obvian intencionalmente el Derecho internacional y el Derecho como tal. Lo ocultan porque ese Derecho evidencia la agresión y la brutalidad israelíes. En el plano religioso cristiano, hasta se llega a identificar al agresor israelí con el “Pueblo elegido de Dios”.

De esta manera, con tantas mentiras repetidas, toda crítica a la política criminal del Estado de Israel es considerada como sinónimo de “nazi”, “antisemita”, “cómplice del terrorismo”, » genocida», etc.

Por obra de la mentira-verdad, el bárbaro, la barbarie, son presentados como lo “civilizado”, como “la única democracia” en Oriente medio, como “amantes de la paz”.

Como si la palabra “democracia” fuese suficiente para justificar crímenes de agresión, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, asesinato de niñas y niños, secuestros, desapariciones forzadas, actos terroristas.

Las víctimas, por su parte, son transfiguradas como “bárbaros”, “terroristas”, “integristas”, “musulmanes”. Hay que hacer creer que el régimen racista, sionista (fascista) israelí, es el modelo de “civilización”.

Al Ocupante ilegal e ilícito del territorio Palestino que es Israel, ocupación y robo hechos en violación de todo Derecho a la Autodeterminación, de la Carta de las Naciones Unidas, del Estatuto de Roma de 1998, de los Cuatro Convenios de Ginebra y sus dos Protocolos y del Derecho Internacional, se lo presenta como víctima. Como el “pobre despojado” y “odiado por los árabes”.

Las niñas y los niños árabes y palestinos no son más que terroristas llenos de odio.

Al Pueblo que resiste, se rebela contra el opresor israelí, que lucha por su liberación, se lo presenta como el victimario, como el que no quiere aceptar la “paz” israelí.

Todo esto forma parte de la guerra irrestricta donde, precisamente, no existen reglas, ni de derecho, ni de moral, ni de ética, ni de humanismo. El Pueblo palestino la vive en carne propia.

Se trata de una Guerra Total. De una Guerra hegemónica sucia. De una Guerra hegemónica sin reglas. De una Guerra sin límites.

La solidaridad con la lucha del pueblo Palestino, la solidaridad mundial con las víctimas Palestinas, adquieren una importancia capital.

Que los pueblos, que cada ciudadano, que cada grupo solidario, que cada movimiento actúe en las redes sociales, en medios alternativos, es y será una contribución a la Verdad, una contribución decisiva a la lucha del oprimido.

Una contribución a la paz y al respeto del derecho ante la barbarie

*Académico, doctor en Derecho Internacional

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