
07 Ago E’a: periodismo y diferencia
Por Ticio Escobar
Colapsadas las verdades fijas de la metafísica tradicional, así como los macrorrelatos de la modernidad, las grandes figuras de la institucionalidad democrática contemporánea exigen reacomodos importantes. El mismo concepto de democracia, así como las figuras de Derechos Humanos, verdad, representación popular, entre otras venerables ideas heredadas de la Ilustración, deben hoy ser sometidas a contingencia, lo que no significa, obviamente, ser descartadas, sino consideradas como resultado de construcciones históricas y procesos colectivos, situados en circunstancias específicas, confrontados con la particularidad, contradictoria casi siempre, de su propio presente.

El crítico de arte Ticio Escobar. Foto de Gabriela Ramos.
En ese contexto, me gustaría considerar brevemente el aporte del periódico digital E’a, cuando se celebran 9 años de su publicación. Es muy difícil que en nuestro país los grandes medios hegemónicos se adapten a la flexibilidad y la imparcialidad que requiere hoy el periodismo. No solo por su talante tradicionalista, que los hace asumir posiciones binarias e invocar verdades inmutables, sino por su compromiso con enormes intereses corporativos que impiden la plena imparcialidad de sus opiniones. Los tres grandes periódicos corresponden puntualmente a las tres primeras fortunas del país y se ramifican y consolidan en potentes conglomerados. Esa coincidencia no puede ser irrelevante; no puede ser inocente. Por cierto que estos periódicos llegan a cumplir un papel fundamental en la denuncia de la corrupción y la mala gestión, pero lo hacen fragmentariamente, en cuanto las noticias no afecten los desaforados réditos de sus propietarios.
Dentro del juego democrático, considerado en situación específica, la contrahegemonía resulta fundamental: promueve la entrada en escena de otras miradas, de otros sujetos; de intereses plurales, colectivos. Es el principio de la diversidad. E’a cumple un papel contrahegemónico, lo que no significa necesariamente adversario en relación con los grandes conglomerados de medios, sino diferente a ellos, opuesto muchas veces a sus posturas y opiniones, coincidente parcialmente con éstas, a veces. El enfoque del periodismo no puede ser fijo si pretende comunicar una realidad polifacética y reflexionar sobre ella. Asumir la ‒hoy ineludible‒ perspectiva de diversidad requiere regular la distancia ante los hechos, demanda abordajes plurales y exige la discusión crítica de prejuicios y opiniones invariables. Estos expedientes resultan indispensables para encarar democráticamente la labor periodística y apuntar a una opinión responsable, capaz de diferenciar matices y confrontarse de manera ecuánime con los grandes, o los mínimos, hechos múltiples que involucran intereses desiguales. Considero que ese es el significativo aporte de E’a: mantener un espacio para la comprensión, el análisis y la comunicación de una realidad compleja y heterogénea, inabordable desde categorías maniqueístas y visiones comprometidas con los grandes beneficios del capital.
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