Cristian Kriskovich, acosador y mentiroso

Por Eduardo «Coco» Arce

“Hemos escuchado atentamente el descargo público realizado por el profesor Cristian Kriskovich, al tiempo de tener acceso a los documentos que nos acercó la joven Belén Whittingslow y nos suscita muchas dudas, como:

1) El profesor Kriskovich señala que la señorita Belén se negó a entregar su aparato celular, mientras que la resolución fiscal 9 del 23 de abril de 2015 señala que se desconvoca la realización de la pericia del aparato celular por considerar sobreabundante ya que la defensa del profesor no niega haber sostenido intercambio de mensajes con la denunciante.

2) En otro punto, el profesor sugiere que el caso de acoso es posterior a la demanda de la UCA por “compra de notas”, sin embargo, los documentos muestran lo contrario: el actas de imputación que involucra a la alumna Belén en la “compra de notas” es del 11 de junio del 2015, mientras que el último requerimiento fiscal en la causa “Cristian Daniel Kriskovich De Vargas sobre supuesto acoso sexual” es de fecha previa, 1 de junio de 2015, lo que desdice a lo expresado por el profesor en su descargo.”

La carta -firmada por la presidenta del CEN-CVX Py, Mirian González; por la coordinadora general del MIAMSI, Mirian Arrúa de Scorza y por José Ibarra, del Movimiento de Profesores Católicos- está dirigida a la Conferencia Episcopal Paraguay (CEP) y antes la dirigieron al arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, en su carácter de gran canciller de la Universidad Católica pidiendo intervención en el caso.

Provengo de una familia católica, gran parte de mi vida estudiantil –primaria y secundaria- la hice en colegios religiosos (Monseñor Lasagna –Salesianos- y Cristo Rey, Jesuitas), y posteriormente en la Universidad Católica (en aquel tiempo, Departamento de Medios Modernos de Comunicación Social, hoy, Facultad de Ciencias de la Comunicación).

Me enseñaron que la ética es el comportamiento de cada uno respecto del respeto a conductas que riñan con la moral, con la honestidad, con la decencia, con el respeto a otras personas. Obviamente, eso era antes, hace 50 años.

Aunque hoy ya no soy católico, ni siquiera creo en todas esas cosas divinas, sí creo en las cosas terrenales. Y esto es un problema bien terrenal.

La actual jerarquía de la Iglesia católica de Paraguay no solo no se pronuncia respecto de las barbaridades de este “profesor” Cristian Kriskovich y de sus mentiras públicas, sino que lo encubre. Lo sigue manteniendo como representante de la UC y de las universidades privadas en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y en el Consejo de la Magistratura, desde donde este “profesor” presumiblemente presiona a fiscales y jueces para que fallen a su favor.

Yo no sé qué materia “enseña”, pero ¿qué clase de educación, de formación puede proporcionar un mentiroso, acosador y presumiblemente traficante de influencias? ¿Con qué ética se presenta frente a sus estudiantes?

Cristian Kriskovich ya no puede seguir siendo “profesor” en la Facultad de Derecho UCA. Solo un caradura, y sobre todo corrupto, puede seguir sosteniendo tantas mentiras.

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