
Ápe roiko
Fotografía: Rogério Ferrari
Escribe: Arístides Ortiz
Las orillas del río Paraguay que van desde el Barrio Viñas Cue (Norte) hasta Cerro guy (Lambaré, Sur), son como un largo mbusu de aproximadamente 16 kilómetros que dibuja una accidentada línea de incontables recodos, barrancos, arenales y humedales que bordea la ciudad de Asunción. Sobre esta zigzagueante línea se aplastan miles de precarias viviendas de hule, cartón y madera de los alrededor de 130 mil personas esparcidas en 1.800 hectáreas e integradas en cerca de 24 mil familias. Son más del 20% de la población asuncena (500 mil).
Hijos de la migración interna (como ocurre en todos los países latinoamericanos), y últimamente del desplazamiento forzado causado por el agronegocio, los primeros pobladores se arrimaron a las orillas del río allá por 1947, aproximadamente, para ir creciendo poblacionalmente sin parar.
Los asuncenos de las zonas altas, los de los barrios populares, de la clase media y los de las opulentas residencias los llaman “del bajo”, “bañandeses”, “chacariteños”. Pero debajo de estos nombres subyacen prejuicios descalificativos como “pobres”, “delincuentes”, “ladrones”, “peajeros”, “drogadictos”, “haraganes”, usados por los no bañadenses, construidos semánticamente por los grandes medios de comunicación.
Los “del bajo” suben, como las crecidas periódicas de las aguas del río, a las zonas altas de la ciudad para trabajar de empleadas domésticas, albañiles, funcionarios públicos, vendedores ambulantes, cuidadores de vehículos, pancheros, lomiteros, limpiadores de vidrios de vehículos. Están con el resto de los asuncenos, conviven con ellos la cotidianidad capitalina. Sin embargo, casi todos los “yvategua”, “los de arriba” – tal como nos llaman los bañadenses–, nunca han bajado –valga la redundancia– al “bajo”, razón por la cual desconocen completamente la realidad en la que habitan las más de 130 mil personas en las orillas del río Paraguay.
Como dice el fotógrafo Rogério Ferrari, “…los bañandeses son mirados, pero no vistos; son oídos, pero no escuchados; están ahí, pero no existen” por y para casi el 80% de los asuncenos.
Nuestro agradecimiento a la Cobañados
Testimonios:
“Ore nda ore kúlpai… Y ojupi haguére nteko la ore rova yvate gotyo”. Basilia Garay. Cerro guy. Barrio Jukyty. Bañado Sur.
“Cuando hay interés político, hay apoyo para nosotros. Y cuando pasan las elecciones, ya morimos para ellos…”. Felipe Acuña. Cerro guy. Barrio Jukyty. Bañado Sur.
“Los de arriba creen que todos los del bañado somos delincuentes… y eso no es cierto, no es así.”. Teresa Riveros. Barrio Santa Cruz. Bañado Norte.
“Ore mboriahu roikuaa bañado-gua romungaruha umi ríkope oikóva yvate…”. Margarita Ovelar. Barrio San Agustín. Bañado Norte.
“La umi yvateguángo ndaore raihúi… ore ndoroikuaái mba’érepa”. Eliodora Pereira. Barrio San Agustín. Bañado Norte.
“Ha’ete koâga la sociedad paraguaya operdémava la i-sensibilidad”. Julio Montanía. Barrio Santa Ana. Bañado Sur.
“La yvate oikóva Paraguaýpe nomañái la roikóvare ápe bajo-pe”. Basilisa Cazal. Barrio Divino Niño Jesús. Bañado Norte.
“Ha’ekuérango he’i ndo cha’ehái la bañado-guáre pórque i-puerco…péro hetáko la mboriahu ko ñaneretâme…mba’e jajapóta”. Virginia Insfrán. Barrio Santa Rosa. Bañado Sur.
“Moôiko la rohovéta nome’êirô oreve ótro lugar…rohótamanteko la plaza-pe”. Teófila Sánchez. Barrio Santa Rosa. Bañado Sur.
“Yo le adoro a mi comunidad, y le voy a defender como una leona”. Norberta Gaona. Barrio Santa Ana. Bañado Sur.
“Si la gente sabe como estamos con la inundación, cómo no nos van a permitir subir.” Aquilino Correa. Barrio Santa Ana. Bañado Sur.
“Ellos, los que viven arriba, no comprenden que nosotros corremos del agua. Por necesidad nomás subimos”. Eugenia Delvalle. Cerro guy. Barrio Jukyty. Bañado Sur.
“Nosotros, mi papá y mis abuelos hicieron habitable este bañado…”. Graciela Fernández. Barrio Santa Rosa. Bañado Sur.
“Nosotros porque somos damnificados, no podemos pedir todo gratis a los de arriba”. Enrique Escurra. Cerroguy. Barrio Jukyty. Bañado Sur.